Las condiciones de falta de credibilidad y confianza política por parte de los ciudadanos, comenzaron al poco tiempo de arribar al Congreso Nacional, apenas haber sido honrado por el pueblo mendocino con el cargo de diputado nacional.
Lógico logro sustentado en un arduo trabajo, con foco en la asistencia a los consumidores y los abusos y carencias que éstos sufrían por parte del Estado.
A parir de la ONG Protectora, con voluntad férrea y practicidad e ingenio, acompañado de igual a igual por Mario Vadillo, transitó un camino que lo llevó a la Cámara de Diputados de la Nación. Mario Vadillo recaló en el orden provincial.
La metamórfosis fue brusca e inesperada. Sergio Massa, a la sazón presidente de la Cámara de Diputados y devenido en kirchnerista ad hoc, lo cobijó bajo su ala y lo trashumó en votador serial de todos los proyectos oficialistas, fueren lo que fueren. Le importó un rábano su compromiso con quienes confiando en él, lo acompañaron en su camino y con su voto. Enojo y desilusión de la inmensa mayoría.
Terminado su periplo nacional regresó a Mendoza, bajo el ala de la senadora y jefa del peronismo local, Anabel Fernández Sagasti. Ya convertido en todo un peronista K con ropaje virtual de defensor de los derechos de los usuarios. El timo no funcionó. La Ramoneta, el montar a caballo con poncho y ropaje de hombre campestre, el sonoro megáfono, las frazadas revoleadas, se asemejaron a un espectáculo circense.
Mario Vadillo y varios de sus anteriores compañeros de ruta se alejaron del saltimbanqui, con duros epítetos y cuestionamientos de índole moral.
Desde la Legislatura provincial y ya con un derrumbe en su adhesión popular y con indiferencia y agravios hacia su persona en la vía pública, imploró ser incluido como precandidato a diputado nacional para las próximas elecciones Paso nacionales. Resultado negativo, un recién llegado, de confianza escasa y con la senadora patrocinante, dando un prudente y estratégico paso al costado, en un peronismo local menguante, se paga caro. Exclusión sin remedio.
La frustración no menoscabó su espíritu aventurero. Inscribió su propia lista corta de precandidatos a diputado nacional en Unión por la Patria. “Yo no puedo seguir invisibilizado por la cúpula del PJ”, clamaba.
Duró lo que un suspiro. Su Jefe, Sergio, bajo el lema de la necesaria unidad, lo bajó de un hondazo.
Patético y proclamando la imperiosa necesidad de priorizar la Unidad, su aventura electoral kirchnerista se ve frustrada. Su única aspiración es que” Groucho Massa” sea electo presidente, algo posible pero no tan seguro. En ese caso, puede recibir algún reconocimiento a su transfugada política.
Los mendocinos en general y la mayoría de sus votantes lo habían descartado como político confiable, hace tiempo.