Entre mayo y noviembre estamos a merced del viento que nace en el océano Pacífico, frío y húmedo y que cuando atraviesa la cordillera de los Andes, pierde humedad y aumenta la temperatura a medida que desciende, hasta llegar a valores de 10% de humedad y temperaturas máximas de hasta 30 grados. Combo infernal.
El viernes próximo pasado fue un día de Zonda, de furia especial en varias localidades. Hubo que lamentar dos muertes.
Los efectos adversos, sobre todo siguen hasta el día de hoy y cables cortados y caídas de árboles fueron numerosos y provocaron daño, cortes de luz que aún persisten, que provocan incluso falta de agua y son motivo de discusión y análisis.
Enfrentar la furia de la naturaleza, en todo el mundo no es tarea sencilla. En el caso específico de Mendoza son varios los problemas y los items a afrontar, para paliar las consecuencias negativas con trabajo previo y para morigerar lo inevitable.
Punto aparte: también para ser equitativos, debemos señalar el repiqueteo de numerosos periodistas, que luego de producidos los daños por el paso del viento, centran sus críticas en la gestión de los funcionarios públicos, con un sesgo de falta de análisis integral y facilísimo sin fundamento amplio razonado. Camino corto y con apresuramiento no profesional.
El Zonda destruye y afecta y complica la vida en varios sentidos. Hay problemas y daños que se pueden atemperar, y en eso sí es esencial la tarea del Estado y otros que requieren tarea de la comunidad en conjunto con las autoridades.
A) Cambio climático: la realidad nos aplasta. Salvo negacionistas y los extremistas terraplanistas, que niegan el daño que el hombre provoca sobre el eco sistema, el cambio climático tiene su parte en el agravamiento de los efectos negativos del meteoro.
La falta de agua por la disminución en los últimos 10 años de nevadas necesarias, han impedido el riego de los árboles de los espacios públicos en la cantidad necesaria. Arbolado seco. Esto provocó la caída de numerosos árboles y ramas, añosos y secas, que provocaron cortes de cables y daños físicos.
Respuesta y furia de la naturaleza, ante el descuido y estipendio en exceso de los seres humanos, que se hacen sentir con más intensidad año a año. La falta de riego hace que las raíces no crezcan y le quitan sustentabilidad a los árboles desde sus bases.
B) Responsabilidad de la autoridad pública: es obvio que la administración pública y los funcionarios específicos, tienen mayor responsabilidad en la gestión eficiente y eficaz del tema. Ausencia gestionaria, daño mayor asegurado.
Asoman dificultades, no tan complejas de abordar por falta de coordinación y control con empresas proveedoras de servicio(luz, empresas de TV cable, de internet). Falta poda o limpieza de ramas hechas en tiempo y forma.
El Cerro de la Gloria y algunas zonas del Parque Gral San Martín son ejemplo claro y vívido de la gestión pública ineficiente. Urge encontrar el rumbo correcto.
Árboles secos y con crecimiento en exceso, por falta de limpieza de ramas o poda bien realizada, son factibles de caída y provocadores de daños y dificultades mayores.
Debe también, implementarse una política seria y bien estudiada de reemplazo de arboles añosos. Son demasiados los existentes. Estado inútil.
C) Exceso dogmático de los ambientalistas específicos en la cuestión arbórea: con interés legítimo y compromiso, ciudadanos y organizaciones, se ocupan con amor e interés en el estudio y análisis de la inmensa cantidad de árboles que pueblan el secano en el que vivimos.
En nuestra opinión, esta loable y desinteresada tarea, se ve teñida de excesivo dogmatismo, que disminuye su objetividad y les resta legitimidad. Trasladar el 100% de la responsabilidad a los funcionarios públicos suena excesivo. Obvian los problemas de la falta de agua, la falta de acción profesional de las empresas de servicios e incluso de particulares que cortan ramas o podan en su propio interés.
Colaboran en esta visión sesgada, parte no menor del periodismo, que con su habitual postura simplista, centra su mirada sólo en la autoridad pública. Es más amplia la responsabilidad y la tarea.
Órganos y funcionarios públicos que gestionen y controlen con eficacia y eficiencia son los mayores encargados y responsables en esta materia.
Ciudadanos cuidadosos del medio ambiente debemos atemperar ls efectos del cambio climático negativo que asola el planeta como nunca.
Empresas de servicios públicos y privados deben actuar con responsabilidad social. Defender sus intereses colectivos y privados y colaborar y cuidar con fruición el bienestar y las necesidades sociales.
Ambientalistas y organizaciones afines, necesarias y valorables, deben recuperar equilibrio en sus apreciaciones. No todo es responsabilidad del Estado.
Mendocinos frentistas pueden ayudar con cuestiones mínimas y de alto impacto. Ej; el riego, sin dilapidar agua, ya de por sí escasa, de los árboles frente a las propiedades que habitan. Vida y crecimiento sano de la población arbórea.
El problema es serio, debe tratarse con responsabilidad y conocimiento profesional por parte del Estado y con colaboración de empresas, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en su conjunto.