Los sucesos perturbantes acaecidos en los últimos días retrotrajeron a los recuerdos dolorosos del 2001. Saqueos numerosos atravesando el país, instrumentados y fogoneados por dirigentes políticos inescrupulosos e irresponsables, volvieron a nuestras memorias.
En lo que ha sucedido hasta ayer, de mucha menor gravedad, se dan algunas circunstancias similares, pero se agregan factores inexistentes en ese año y omisiones y ausencias irracionales e inexplicables.
¿Que esperábamos? con semejante crisis económica, social e institucional no resulta descabellado lo que sucedió. La última devaluación post electoral dinamitó la endeble realidad social reinante. La explosión de aumento de precios fue base y caldo de cultivo de agitadores, anarquistas extremos y aprovechadores.
Grupos de lúmpenes y delincuentes jóvenes, convenientemente azuzados, sumados a desesperados y desposeídos de todo,fueron el instrumento y mano de obra. Las redes sociales las propagadoras y aumentadoras de alarma, falsedades y nerviosismo colectivo.
Ciudadanos ingenuos, temerosos e incluso idiotas útiles muchos de ellos, los reproductores y reenviadores de fake news y mentiras. Colabora el estado general en que vive la sociedad argentina desde hace tiempo. Pánico generalizado, medidas de protección y prevención múltiples y en muchos casos, innecesarias o exageradas.
Cierres masivos de comercios, colegios que dejaban en su interior a sus alumnos, facultades que suspendieron sus clases, rumores alarmistas masificados. Combo caótico perfecto y afin al propósito de los agitadores.
Gran parte del periodismo desorientado y difundiendo en muchas ocasiones vaguedades e inexactitudes. Algunos aparecen erráticos en este momento. Análisis liviano e insustancial rápido y no fundado.
Los gobiernos y fundamentalmente el gobierno nacional no estuvieron a la altura. Parte del problema. Públicamente han reconocido , Aníbal Fernández el vocero, que “ el gobierno no tiene datos fidedignos” de quien está detrás”. “ No son espontáneos”. Agregó que” no es un tema como el que desgraciadamente alguna vez vimos porque las necesidades acuciaban y obligaban a algunos a tomar decisiones que no querían tomarlas, pero la desesperación los llevaba a ello. Había una vocación de generar alguna suerte de conflicto”. Ninguna mención al estado actual del país.
En contraposición la inefable y a esta altura impresentable vocera presidencial Gabriela Cerruti acusaba a Milei de estar detrás de los desmanes, instigándolos. Delirante. Hoy sumó a Patricia Bullrich a la responsabilidad de los disturbios, Mencionó a las redes sociales de ambos como las divulgadoras.
Receta conocida. Relato y culpas ajenas. Y la abdicación al cargo de presidente de Alberto hace largo tiempo. Y el silencio habitual de Cristina, cuando hay situaciones conmocionantes y siendo la verdadera jefa. No resulta trascendente para la vocera.
En Mendoza, Las Heras fue el epicentro. Como en el 2001. Apareció el ministro de Seguridad por una vez y también el gobernador. Situación similar a la de otros lugares del país. Lumpenaje, delincuentes jóvenes, aprovechados, actores principales. Agitadores instando. Ciudadanos víctimas injustas y perjudicados algunos, temerosos la mayoría e ingenuos propagadores de fakes, demasiados.
Que esperaban, o que esperamos los argentinos. Menos sentirnos sorprendidos, todo es posible.
La gravedad del momento con crisis económica, social e institucional de tal magnitud, nos demandan estar atentos y no sorprendidos a toda eventualidad. El resultado electoral agregó impacto extra. El golpe devaluatorio fue inmenso en el daño producido.
Es obvia la necesidad imperiosa de comenzar la reconstrucción. Aún faltan largos 60 días para la elección y más si hubiera ballotage. Una eternidad en nuestro país,
Apostemos y aportemos a la sensatez y a la calma mientras transcurre el tiempo. No nos debe sorprender lo inesperado, ni debemos ser funcionales ni magnificarlo. La gravedad del momento demanda prudencia, la mayor calma posible y votar con inteligencia y responsabilidad alentando a los millones que se ausentaron de las aulas a concurrir y ejercer su poder. Más votos, más legitimidad de poder. A quién crean conveniente, pero voten todos. Es imperioso y un deber cívico en esta instancia dramática de la patria.
Reiterando: QUE ESPERÁBAMOS. SÓLO BASTA CON MIRAR ALREDEDOR Y LOS QUE NOS SUCEDE A NOSOTROS MISMOS. Estemos atentos a los agitadores y provocadores del caos, no jugemos su juego perverso y apostemos a la democracia, concurriendo a votar conscientes que el camino reparatorio es largo, complejo e incluso puede ser con más sacrificio.