El boom del turismo en la economía de Mendoza es relevante. Para una provincia, en general estancada, en modo pausa como la definió Luis Petri, este sector ha sido motor e impulsor preponderante. La combinación de vinos de calidad, bodegas de diseño destacado, con servicio gastronómico de excelencia e incluso hospedajes de alto nivel, más el aporte inigualable de la montaña y su paisaje y atractivos, han convertido a la provincia en un destino requerido y preferido.
Si el fenómeno climático del Niño acompaña, la nieve sumaría valor al éxito turístico.
El hotel de Potrerillos y su entorno bello y exultante, conforman un sitio privilegiado dentro de la oferta total.
Concesionado por 20 años a fines del 2011, para ser recuperado y convertido en un hotel cuatro estrellas, la situación edilicia y de servicios merece ser revisada y atendida.
La calidad de reconstrucción y reparación del inmueble no está a la altura de lo exigido e incluso resultan antiguos e inadecuados algunos servicios y parte del mobiliario.
Sorprende que el servicio de calefacción en los cuartos no sea del tipo calefacción central. Aparatos individuales proveen el abrigo necesario para una zona fría como el valle de Potrerillos. La blanquería, sábanas y toallas provistas deberían ser de mejor calidad. Lo mismo se exige de la vajilla.
Parece ser preponderante en la explotación del hotel, el alquiler de sus instalaciones para fiestas de casamiento, cumpleaños y diversos eventos sociales, tanto particulares como de empresas. Vienen con un plus. En la mayoría de las ocasiones el hotel requiere la ocupación por una noche de toda su capacidad.
El servicio de desayuno y comidas es aceptable, aunque es escasa la oferta de vinos. Prevalecen los elaborados por el concesionario.
Lucen adecuados y preponderantes jardines y los espacios al aire libre que miran al lago del dique y a la montaña. A la altura.
Por propia iniciativa, atento a la demanda que favorece a la provincia y al entorno único, cercano y privilegiado, el hotel a ésta época debería haberse reconvertido en hotel de cinco estrellas. Sería muy conveniente que el actual concesionario lo eleve de nivel en los años que restan de contrato.
De no suceder, el gobierno lo debería tener muy en cuenta para el próximo proceso licitatorio. No está tan lejano y la permanencia y mejora de la preferencia turística requieren de ofertas de máximo nivel.