Miles de niños y jóvenes, soñadores, fanáticos del futbol y amantes de Lionel Messi, durante toda la semana pueblan las canchas de entrenamiento( excesivo el nombre de canchas para muchas de ellas) para el fin de semana participar en los torneos de la Liga Mendocina de Fútbol o en los de Femefi( floja la organización de los torneos por esta institución).
Acompañan el ímpetu y la voluntad juvenil, las familias que también anhelan que sus hijos concreten sus expectativas e incluso muchas de ellas van más allá. Proyectan un futuro colectivo promisorio y venturoso, que incluso saque a mucho de ellos de la pobreza en que transitan el presente, mediante las calidades futbolísticas de sus hijos. Presión excesiva e indebida ejercen en numerosos casos sobre sus propios vástagos, entrenadores y árbitros.
La realidad supera a los jóvenes futbolistas y sus familias. La crisis prolongada que ha hundido al país en profundidades extremas y dolorosas, no podía evitar el mundo del fútbol.
En ese marco desfavorable, lo preocupante es que el propio espacio del deporte más popular, no sólo no ha aventado los problemas externos, sino que los agrava y proyecta multiplicándolos.
Nos vamos a referir como ejemplo a las desventuras de la categoría 2010 de un club centenario y tradicional del fútbol mendocino. Lleno de historia, logros y jugadores de antaño renombrados, los niños que depositan sus energías, cualidades y expectativas en esa institución, sufren las dificultades, incapacidades y desatinos de dirigentes y entrenadores del club.
Para no ser injustos hay que señalar que en el acompañamiento permanente durante el año al equipo de los niños nacidos en 2010, dificultades y errores semejantes se aprecian en casi todas las instituciones.
Voluntad de pocos, infraestructura deficiente en campos de juego, vestuarios, ausencia de comodidades mínimas para espectadores son la regla general en que se desenvuelve el juego. Y algo que duele y preocupa. Ante el mayor error formal de un equipo( por ejemplo la falta de los carnet de la Liga de los jugadores por error del entrenador o del responsable) referís y entrenadores de los equipos rivales,rápidamente optan por ganar los puntos, aplicando la estrictez reglamentaria.
En muchos casos el partido no se disputa y los sueños y esfuerzos semanales de los niños se derrumban. Prevaleciendo el sentido común, en algunas oportunidades los entrenadores acuerdan disputar un partido amistoso para evitar la frustración completa. Y en ese juego se plasma el contrasentido. En varias oportunidades”el equipo derrotado por el reglamento y las formas extremas” resulta cómodo vencedor.
¿Que quedará en la mente de los niños que ganaron los puntos fuera de la cancha por el reglamento estricto y la postura inflexible de sus entrenadores y árbitros y los perdieron en el juego real? No interesa demasiado, hay que ganar como sea. El triunfo es lo que vale, aunque no se pueda plasmar en el juego real. Mala enseñanza.
Pero volvamos a las debilidades y carencias concretas del equipo infantil del club centenario.
En lo que va del año, en ninguna oportunidad se hizo presente un dirigente para acompañar el equipo. Ausencia perfecta.¿ Y la apuesta a los jugadores nacidos en el club, al que eligieron, aman y del que son hinchas y esperan ser alcanza pelotas cuando crecen y luego jugadores del equipo superior? Pareciera no ser trascendente.
El coordinador de fútbol infantil y juvenil apareció en algunas oportunidades, no en muchas y ante errores de responsabilidad del club e incluso también atribuibles a él, que terminaron lamentablemente en la pérdida de puntos y el no juego de los partidos, sus respuestas a los padres fueron evasivas y en oportunidades no ajustadas a la verdad.
En el caso específico de la sanción al equipo infantil por ausencia de asistencia médica en dos ocasiones, informó que había solicitado mediante nota a la Liga la revisión de sanción tan extrema con la intención de que los partidos se disputaran más adelante.Consultada la Liga acerca del destino de las presentaciones escritas, la respuesta de la institución fue que nunca fueron recibidas los presuntos escritos. Mala praxis y falta a la verdad.
También los vestuarios, baños y el entorno general de los espacios donde se disputan los partidos son deficientes, poco limpios y sin comodidades mínimas para los asistentes. Un detalle llamativo en las instalaciones del club al que nos referimos. Unas estructuras metálicas incompletas permanecen hace tiempo herrumbrándose a la intemperie. Aparentan ser las bases para poner tablones y completar tribunas que apuntan a dos canchas.Ausentes sin aviso los tablones o las bases metálicas.
Los campos de juego en buenas condiciones son la excepción. Dificultan el aprendizaje de los niños y el buen desempeño dentro de las canchas. En muchas canchas la tierra y desniveles y pozos prevalecen. Magia para controlar el balón deben practicar los precoces futbolistas.
Entrenadores mal pagos y con calidades profesionales insuficientes completan un cuadro más desolador que optimista. Algunos padres demandantes estentóreamente en entrenamientos, en WS grupales y en los partidos tampoco colaboran.
La dura realidad económica y social es el marco general. La ineficacia, el desinterés, la irresponsabilidad de dirigentes, encargados y entrenadores, más la falta de sentido común y estrictez extrema en aplicación del reglamento de árbitros y responsables, conspiran contra el mejor transcurrir formativo de niños y jóvenes. En demasiadas oportunidades derrumban sus sueños.
La carencia de infraestructura adecuada completa el panorama negativo. Los actores principales son los futbolistas, víctimas inocentes del desvarío general y del derrumbe del país. Futuro comprometido.
Fernando Díaz