No se había acallado el estruendo del triunfo de Sergio Massa, cuando se profundizó lo que se venía insinuando. La queja de automovilistas por la falta de combustible en las zonas agrarias y en las diversas rutas del país, comenzó a notarse en los centros urbanos.
Para jueves y viernes pasado era notorio el desabastecimiento en las estaciones de servicio. Largas colas de vehículos a la espera de recargar nafta o gas oil era la imagen masiva. En muchas estaciones de servicio la carga era limitada, no se podía llenar el tanque.
La respuesta oficial fue dubitativa al principio. Lucieron desorientados, para enfocarse luego en la comunicación de que se había dispuesto de urgencia la llegada de 10 barcos para solucionar el problema.
La excusa del faltante fue lamentable; “hubo demasiado consumo y además con las primeras colas se produjo una psicosis colectiva en búsqueda de nafta o gas oil”. Inaudito.
Nuevamente falseada la realidad. Las causas básicas se centran en aspectos fundamentales de gestión y uno de ellos es la falta de dólares y el cepo impuesto a las importaciones.
El país necesita importar alrededor de un 20% de combustible para satisfacer la demanda interna. Sergio Massa la última semana paralizó prácticamente las importaciones. Efecto directo en la provisión del remanente necesario para el consumo de combustible en el territorio nacional.
Consecuencias de la carencia de dólares y la política restrictiva y sospechosa de las autorizaciones discriminatorias para las importaciones.
La destilería de La Plata , la mayor y más importante del país, está con capacidad disminuida por trabajos previstos y conocidos sobre ella. Una gestión lógica y profesional hubiera tenido en cuenta la situación y la previsible disminución en la oferta de combustible. Complejo en la Argentina, donde suele prevalecer la afinidad partidaria para designar los gestores y no su capacidad profesional y los antecedentes reconocidos y también el control de la caja a lo que sea.
¿Psicosis colectiva?. Otro agravio al sentido común y a la vida diaria de los ciudadanos. No es trascendente, estamos acostumbrados y no incide en el voto.
El deporte más popular: todos nos sentimos campeones del mundo. La selección argentina nos dio la mayor y prácticamente única alegría de los últimos años. Con ella no hubo ni hay grieta. Es necesario e indispensable agradecer a Emiliano”Dibu”Martinez, por su aporte en el instante final, aparte de su notable desempeño durante todo el torneo. Sin ese magnífico pie evitando el tanto de Francia en el último minuto, la historia sería diferente.
Claudio”Chiqui”Tapia presidente de la AFA es un típico vivo argento, un afortunado y un amigo expreso del poder, salvado providencialmente por Dibu. Sin el campeonato mundial la historia sería otra.
La conducción del fútbol nacional esta plagada de improvisaciones, cambios sobre la marcha, idas y vueltas con ascensos y descensos, negocios que favorecen a sus amigos, arbitrajes sospechosos y algunos escandalosos y con episodios de agresión y violencia en el torneo reducido por el ascenso a la Liga Profesional.
Sucedió en Tucumán, en Chacarita y en Quilmes. Violencia en los tres partidos, pelea brutal entre barras en Chacarita, arbitraje escandaloso en Tucumán y agresión a un jugador en Quilmes.
En simultáneo está el pedido de varios clubes comprometidos con el descenso en la Liga Profesional y no denegado, de eliminar uno de ellos, el previsto por la tabla anual de puntos. A estar atentos, la AFA ya anuló el tercer descenso indicado por el reglamento en la primera B Nacional. Todo es posible.
El fútbol es otro ejemplo de la falta de transparencia que reina en la mayoría de las cuestiones públicas en el país.
Falta inconcebible de combustibles en el país de Vaca Muerta y desmanejo, arbitrariedad y sospechas concretas de corrupción en el manejo del deporte más popular. Postales habituales y lamentables de la Argentina.