En virtud de la relación subordinada y tortuosa en que se desenvolvió la relación entre Alberto Fernández y Cristina los últimos cuatro años, el tigrense se esmeró en los últimos días y especialmente en una entrevista con Luis Majul en poner distancia, en caso de ser electo, con la actual vicepresidenta.
Realidad real o humo habitual en el ilusionista. Hay que alejar cualquier atisbo de kirchnerismo para Massa.El voto moderado es imprescindible.
Ante Majul afirmó:” Cristina dejará la función pública y no se va a meter en nada, como no se metió este año en mi trabajo en el ministerio” distanciándose de la vicepresidenta, en caso de que él gane las elecciones.
Que Cristina dejará la función pública es cierto. No postuló a ningún cargo electivo que le asegure fueros. Nunca fue afecta tampoco a cargos públicos que no provengan de elecciones y menos en estas circunstancias y a esta altura de su vida.
El problema para Massa es la realidad política en que quedó la situación del kirchnerismo que reporta a Cristina luego de la primera vuelta.
Cristina a través de La Cámpora y Kicillof consolidó poder, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires. Aumentó intendencias en la provincia de Bs As y el gobernador llegó al 48% de votos en su reelección. A esto sumemos los ultra cristinistas que continúan en las cámaras legislativas nacionales y gobernadores como Gildo Insfrán de Formosa, Ricardo Quintela de La Rioja, Gerardo Zamora de Santiago del Estero, a todo servicio para la Señora.
La obsesión de Cristina por su situación judicial permanece vigente e incluso con mayor intensidad. Acaba de pedir la nulidad de la causa cuadernos en una presentación ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y sigue fogoneando el juicio político a los miembros de dicha Corte. A todo vapor para mejorar su situación personal.
En la entrevista hizo esfuerzos evidentes para apartarse de Ella y del kirchnerismo. Del juicio político contra los miembros de la Corte, “No lo conozco, no leí ni siquiera los planteos”. Dudoso, poco creíble.Diputados del Frente Renovador participan activamente y Cecilia Moreau fue su sucesora en la presidencia de la cámara de diputados.
Sergio Massa ha centralizado su campaña en su persona. Sólo El y en los actos proselitistas la presencia de fondo de banderas argentinas. Hay que alejarse de todo signo o apariencia kirchnerista. Prevalece la moderación.
Sobre los datos negativos de la economía y agravados durante su gestión, le achacó la responsabilidad a la sequía y al acuerdo criminal con el Fondo Monetario. Obvió su política monetaria, el aumento de los cepos y la traba a las importaciones. Ni una palabra sobre el aumento de deuda con los importadores. Más de 20 mil millones de dólares a los habituales 30 mil que normalmente son los que se estilan.
Horrible, fue la palabra que utilizó para calificar la postura del gobierno en relación al conflicto de Israel con Hamas. También dudoso porque ejerce la presidencia de hecho ante la abdicación de Alberto Fernández hace tiempo.
Atento a las características habituales de Massa con idas y vueltas, cambios de posturas y contradicciones continuas, su intento de alejarse de Cristina y el kirchnerismo aparecen en una zona gris.
La personalidad de Cristina y sus seguidores fieles, agregan dificultades y opacidad a sus declaraciones. Nunca cedieron un ápice en sus ideas ni en su gestión del poder. Los últimos cuatro años son un ejemplo claro.
No obstante ello hay que prestar atención a una característica importante y propia de Sergio Massa. En pos de su interés personal y conveniencia no tiene ningún límite ni prurito ético. La posibilidad de enfrentarse a Cristina no hay que descartarla.
Si ganara las elecciones Massa se vislumbra un choque con Cristina, pese a las declaraciones del ministro candidato y la “la ausencia”de Ella. Sus ideas e intereses personales siempre han prevalecido sobre el interés general.