Todavía está presente, en análisis, asombro, debate y discusión la aparición y entronización a la presidencia de la Nación de Javier Milei.
Su triunfo implosionó el sistema político vigente desde tiempo atrás y puso en discusión el sistema de partidos, alianzas y coaliciones.
El peronismo, eje central de la Unión por la Patria o del Frente de Todos anterior, fluctúa entre gobernadores feudales, La Cámpora, el kirchnerismo recluido en fanáticos y la provincia de Bs As, los barones intendentes del Conurbano, el interrogante de Sergio Massa y su Frente Renovador, heridos luego de la paliza electoral y el desastre de gestión que agravó el descalabro económico. Aquelarre propio.
Único salvado, Axel Kicillof, triunfador holgado de la provincia de Bs As y aparente referente de la diáspora peronista.
Juntos por el Cambio ofrece un panorama similar. Mauricio Macri con el Pacto de Acasusso aceleró el previsible conflicto luego del trompazo electoral. Se verá la cantidad de dirigentes del Pro que lo acompañan. Se vislumbra la mayoría, excluidos Horacio, María Eugenia y cercanos. Lilita Carrió ya se había ido. Y la UCR es un circo. Morales, Lousteau. Yacobitti, Pullaro, Tetaz y compañia, los neutrales massistas, en duelo, recomposición y tras la presidencia del partido. Lousteau el elegido.Manes se ofrece como alternativa.
Todo causado por un outsider imprevisto y no tenido en el radar.
¿ Porqué este análisis y su necesario vínculo al título de la nota?
.Javier Milei asume la presidencia en un marco de gravedad extrema. Lo hace con escaso poder político, pocos diputados propios, ínfima cantidad de senadores y ningún gobernador. El 56% de adhesión centrado en su figura.
Necesita peso específico para afrontar lo que recibe, lo que prometió y lo que con seguridad ha confirmado va a llevar adelante, por encima de lo que hoy está en duda. Recorte fiscal a rajatabla, “no hay más plata”. Fin a la emisión. Sólo billetera para “los caídos” desde tiempo atrás y que continúan o se agregan por la extrema austeridad. Y la plata sale de otras áreas, no del Tesoro. Innegociable la máxima austeridad fiscal. La hiperinflación acecha. Estanflación ya hay.
Tiempos muy difíciles, que necesitan peso político propio y adhesión de otros espacios para conseguir leyes necesarias y sostén frente al vendaval previsto, mayor al actual, no responsabilidad de Milei sino del populismo kirchnerista incrementado por Massa, pero ahora si anunciado y explicitado claramente por el nuevo presidente, con medidas a su cargo y responsabilidad.
Acá aparece la comparación con Rodolfo Suarez. El gobernador mendocino en su campaña previa a su rotundo triunfo electoral de 2019, fue claro y concreto. Anunció que iba a poner en marcha la minería en Mendoza. En igual sentido se pronunciaba su contrincante Anabel Fernández Sagasti. Oficialismo y oposición en sintonía.
Duró lo que un suspiro. Algarada fuerte del dogmatismo antiminero. El agua en peligro. Movilización fuerte, sonora y promesa de resistencia activa. Retirada rápida del apoyo peronista. Como un rayo pasaron de avanzar sobre la posibilidad de la explotación minera a ser antimineros de siempre. Lealtad peronista.
Principio y fin para un gobierno sustancioso y avanzador de Rodolfo Suarez. No sostuvo la parada y retrocedió rápido y en chancletas. A flotar y sobrellevar los más de tres años y medio restantes. La intrascendencia como modo de gestión. Averiado.
Esto, por el bien colectivo, no debe sucederle a Javier Milei. No está en juego ni discusión el apoyo a las ideas del presidente electo, ni a su proyecto personal ni a su agrupación La Libertad Avanza.
Milei obtuvo el 56% de adhesión popular. Razonablemente la política argentina debe darle un apoyo a la puesta en marcha de sus ideas. Es pura responsabilidad , praxis y lógica frente al escenario de devastación presente.
Leyes necesarias y tiempo mínimo de aplicación de sus políticas resulta lo mínimo e indispensable para que Javier comience su mandato. No es alquimia ni malabarismo especulador.
Es necesidad extrema frente a la realidad dramática presente y a la adhesión mayoritaria popular. Sólo racionalidad lógica frente a una verdad irrefutable.
Agregado necesario: amén de las dificultades reales y dramáticas mencionadas, aparecen los de siempre. Ya preanuncian tempestades y vaticinan helicóptero cercano. No les preocupa ni sienten remordimiento por haber sido actores principales de la catástrofe actual. Amenaza cierta.
Debe primar la racionalidad y el espíritu patriótico. Apoyo y sostén iniciales. Tiempo prudencial para comenzar y luego abierto el juego de críticas y oposición.
De no ocurrir, posibilidad de similitud de Javier con Rodolfo. Inicio frustrado y perjuicio general.
La situación no está para dudas, especulaciones partidarias o personales, ni para demandas de éxito inmediato. No hay que obviar ni esconder lo que estamos viviendo, atravesando y sufriendo hace tiempo y agravándose permanentemente.
Javier Milei nunca mintió. Dijo lo que iba a hacer en materia económica desde el primer día, con ello triunfó en elecciones democráticas con holgura y ahora viene el shock de aplicación. Va a ser de extrema dureza y dolor. Hace falta sustento político para dar soporte y apoyo en leyes indispensables.
Hay que dar una posibilidad de salida a la tragedia actual. No hay opción. Que Milei no sea Suarez. La situación de gravedad nacional es mucho mayor que la que afrontó Suarez con la provincial.
Cuarenta y siete millones de argentinos involucrados y muchos desde el subsuelo de la dignidad humana.
Post data: Alberto y Sergio anunciaron que parten a vivir en el exterior. Están en su derecho, pero resulta raro y extraño.
Alberto aparece como huyendo de lo que provocó.En soledad absoluta y desde la nada misma.
Sergio dice que tiene propuestas de trabajo desde afuera del país. Osados aparecen los que lo requieren.¿ Conocerán su desempeño como ministro, lo que hizo y lo que dijo? Recordemos su admonición a los que según él consideraban “la Argentina un país de mierda”.
“No somos un país de mierda” repetía con asiduidad y énfasis. ¿Se irá a un país de mierda, desde un gran país?
Sólo en Argentina. País generoso dice la muchachada.