Voto en cadena, robo de millones de boletas, rotura de muchas, “boletas truchas”introducidas para conseguir votos nulos, pueden quedar en el olvido si el Senado hace ley el proyecto ya tratado y aprobado en la Cámara de Diputados, implementando el sistema de Boleta única de papel para el proceso electoral en adelante y en todo el país.
La boleta única de papel se utiliza, con éxito y beneficios ciertos en tres provincias. Córdoba, Mendoza, que tomó el modelo cordobés como base y lo mejoró y Santa Fe son los tres distritos electorales donde ya funciona el sistema. La ciudad de Bs As implementó el método de boleta electrónica con inconvenientes concretos que provocaron demoras e inconvenientes en el último turno electoral.
La oposición a la sanción definitiva de la ley la han planteado los mismos actores dispuestos a toda ocasión. La bancada kirchnerista, por supuesto, se mostró intransigente a un dictamen favorable. El hiperkirchnerista de Río Negro, Martín Doñate fue el vocero más enfático en contra.
Habituales “colaboradores ad hoc” del kirchnerismo, puntualmente la senadora Crexell y Silva de Río Negro que propuso cambios, también siempre a la orden, dilataron en comisión el tratamiento y sanción de la ley. Colaboró el correntino Espínola, peronista, proponiendo un cuarto intermedio, avalando dicha propuesta el radical Vischi.
El mejoramiento del sistema electoral argentino requiere la aprobación del sistema de boleta única de papel.
Transparencia, eliminación del fraude, ahorro de cientos de millones de pesos, rapidez en el voto y conteo( se pueden implementar boxes en paralelo para votar) y sustentabilidad ambiental se distinguen entre los aspectos favorables del sistema BUP.
La boleta es provista por el presidente de mesa a cada votante. No imprimen más los partidos sus boletas con el aporte millonario de fondos a cargo del Estado. Un padrón sólo se imprime.
Adiós al robo, posibilidad de fraude y destino diferente a los fondos recibidos. Punteros ordenando y disponiendo el “arreo” de votantes sumisos, fuera de acción.
Más poder para los ciudadanos, libres de elegir sus candidatos, sin presiones, amenazas ni dadivas. Inconveniente para populistas, señores feudales, punteros rentados y fraude electoral.
Los senadores que se oponen a la sanción de la ley ya aprobada en Diputados deben reveer su postura, en bien del interés general y aportando a la transparencia en los procesos electorales futuros.
Si el Senado impusiera algún cambio, el proyecto debería volver a Diputados para su nuevo tratamiento. En suspenso quedaría la aprobación de la ley.
Es tiempo que los legisladores pongan foco en el bien común y el interés general por encima de sus especulaciones individualistas o extremismos ideológicos paralizantes.
El pueblo lo necesita y demanda. Como colorario basta con mencionar la inconveniente imagen negativa que la ciudadanía tiene sobre la política en general, incluyendo a los legisladores. La Casta como la define el reciente presidente electo recibió un claro voto de repudio. A tener en cuenta.