Corría el año 2012 con un kirchnerismo empoderado y yendo por todo. Era el tiempo de la estatización del 51% de acciones de Repsol tras el objetivo de la soberanía energética.
Había que volver del camino comenzado por Carlos Menem a través de sus ministros Roberto Dromi y Domingo Cavallo y aplaudido y apoyado efusivamente por el entonces gobernador de Santa Cruz, un tal Néstor Kirchner.
El “eternauta” había ido por mucho más durante su presidencia y ahora en sentido totalmente opuesto.Introdujo a la familia Eskenasy en la petrolera bajo el argumento de expertos en mercados regulados, aunque parezca increíble. Muchos analistas de economía y políticos de “hombres de paja” calificaron a los Eskenazy. Testaferros. La inmensa mayoría del aporte de la familia provino de los propios fondos de YPF, por distribución de dividendos, incluso anticipados. Negocio redondo.
Se produjo un giro de 180%. Objetivo; desalojar a los españoles de Repsol del control del recurso estratégico, acelerar con la épica nacionalista y el relato del “Vamos por todo” y hacerse a costo cero de los supuestos millones de dólares de las arcas de la empresa.
Cristina Kirchner, Axel Kicillof y Julio De Vido fueron los abanderados y líderes de la gesta. A las patadas, literalmente, irrumpieron funcionarios comandados por Axel en la sede capitalina de YPF, para expulsar a los españoles, con el sustento legal de un DNU. Vicio de origen, que se pagaría con creces.
Obviaron un detalle fundamental. No tuvieron en cuenta otros accionistas minoritarios, que tenían derechos y a los que debía realizarse oferta similar a la de Repsol. Error crucial.
Durante el discurso ante el Congreso, refiriéndose a los alcances de la expropiación para obtener el apoyo legislativo al DNU, Axel Kicillof expresó: “Tarados son los que piensan que el Estado tiene que ser estúpido y comprar todo según la ley de la propia YPF, respetando su estatuto”:
Esas palabras fueron tomadas textualmente por la jueza Loretta Preska en su sentencia de más de 25 páginas. Citó de “descaradas” las expresiones del actual gobernador.
La arenga estuvo poblada de apreciaciones erradas de tinte reivindicativo triunfalista y sin aparentes consecuencias monetarias negativas para el país. Todo exitoso resultaría. Relato puro.
El fallo de la magistrada rechazó los argumentos defensivos del país, dispuso el embargo de activos argentinos y el monto de la sentencia puede llegar hasta los 16 mil millones de dólares con un piso de 5 mil millones como mínimo. Pequeño detalle: No hay plata.
Otro actor activo de la barrabasada fue EduardoZannini, arquitecto legal de la operación reestataizadora y que frustara con posterioridad el pedido de investigación solicitado por Bernando Saravia Frías , como Procurador durante el gobierno de Macri, mediante un proceso de discovery, solicitando investigar la operación de compra por parte de los Eskenazy. Entre 2016 y 2019 Zannini fue director del Banco de Santa Cruz, propiedad de la familia Eskenazy.
Cristina, Axel, De Vido, Zannini autores intelectuales y reales del atrevimiento infundado legalmente. Acompañaron legisladores del Frente de todos con adhesión estentórea y triunfalista.
La totalidad de los argentinos pueden sufrir las consecuencias del primer fallo condenatorio de Loretta Preska. Restan apelaciones. Veremos al nuevo Procurador Rodolfo Barra.
Hay que retener en la memoria estos desaguisados en épocas de éxtasis kirchnerista con la arenga nacionalista estatizadora a pleno y sin medir consecuencias.
Los últimos cuatro años fueron una continuidad de errores y tropelías. Actores importantes; los mismos apellidos, salvo De Vido en prisión domiciliaria, pero con la incorporación estelar de Sergio Massa. No olvidar. Memoria. Y Justicia.