Javier Milei lo ha puesto en blanco sobre negro. Lo hubiera tenido que llevar adelante cualquier presidente que quisiera reencauzar a la Argentina en un camino de la normalidad, pero le tocó a quien en dos años de presencia en la escena pública y en forma categórica y estentórea, accedió a la primera magistratura nacional.
Se corrió el velo que cubrió el país durante alrededor de 80 años de desaguisados y populismo creciente hasta depositar el Estado en la quiebra actual y a los argentinos en la catástrofe que transitan.
Gasto constante en aumento sin límite, aliento al consumo desmedido para satisfacer apetencias políticas, todo sustentado en medidas irracionales, irresponsables, que sólo buscaban rédito electoral para perpetuarse en el poder.
Se pueden señalar suscintamente algunas de las vías del descalabro en que está sumida la Argentina actual.
Aumento del gasto público ilimitadamente por varias vías. Estado nacional, las provincias y los municipios poblados, preferentemente por militantes, en forma indiscriminada. Millones de compatriotas ocupando cargos sin destino, necesidad alguna, ni fondos que cubran sus remuneraciones. Alimento para la inflación creciente y la decrepitud en aumento.
Se incorporaron millones de personas al sistema previsional, sin que se hubieran realizado aportes previos. Todo el sistema jubilatorio quebrado y aquellos que aportaron durante toda su vida laboral subsistiendo con sumas, mucgas de ellas,cuasi miserables.
Cientos de miles de planes sociales a desposeídos, postergados in eternum y utilizados como carne de cañon. A su vez apartados de la importancia del trabajo y del estudio, hasta convertirlos en acostumbrados buscadores del mendrugo estatal.
Presión impositiva creciente y control de precios hasta asfixiar la actividad privada, convirtiéndola en minoritaria. Promoción sólo de empresarios “amigos” o funcionales a políticos y Estado todo lo puede, fuente de privilegios y corrupción ilimitada.
Tarifas de servicios públicos planchadas para liberar recursos, pesos sin valor, facilitadores de un falso consumo sustentable,, mientras en realidad se paralizaba toda inversión provocando el deterioro constante de la infraestructura básica. Imposible y olvidada la inversión necesaria en nuevos proyectos indispensables.
Cuando se agotó el dinero de las arcas propias, se recurrió al endeudamiento y cuando este se hizo imposible, se fatigaron las máquinas propias de imprimir billetes e incluso se recurrió a contratar las de otros países. El final de Sergio Massa fue una bacanal postrera de esa política emisora devastadora que encaminaba el país hacia la hiperinflación.
Las empresas públicas se convirtieron también en reservorio de miles de militantes contratados, con tarifas congeladas y gestión deficiente continua e irresponsable. Basta mencionar el déficit permanente de Aerolíneas Argentinas, el sistema de trenes y Aysa, entre otras y el desmanejo de la Anses y el Pami. Agravó sostenidamente este dislate la continua gestión deficiente por parte de incapaces e irresponsables. Han quedado expuestos a la luz pública, brokers de seguros, innecesarios y sospechados de conductas ilícitas apañados por políticos venales. Señalado el mismo ex presidente,
Como ejemplo de irresponsabilidad y déficit de gestión podemos citar los 16 mil millones de dólares a los que fue sentenciado el país por la fallida forma de estatización de YPF, llevada adelante por Cristina Kirchner y el actual gobernador de la provincia de Bs As, Axel Kicillof.
También el suplicio en tiempo que sobrelleva un viaje en tren entre Bs As y Mendoza. Simples postales aisladas del fallido método gestionario.
Si un argentino se enferma está en serios problemas. Salud pública deficiente in extremis y la salud privada en estado de peligro de quiebra. Médicos con salarios denigrantes y varios en emigración a países donde tienen retribuciones dignas y acordes a su tarea e importancia.
La inseguridad es la reina de lugares públicos y de las mismas propiedades privadas. Ciudadanos inocentes victimarios a disposición de delincuentes “víctimas” arropados por jueces garantistas adherentes de la teoría abolicionista del Derecho Penal sustentada por Eugenio Zaffaroni. Dislate total. La sociedad es la culpable del accionar de los delincuentes.
Ante el endurecimiento en las condiciones carcelarias, puesto en marcha por la nueva gestión de Santa Fe, acompañada por la Nación, el narco está regando de sangre inocente la ciudad de Rosario.
El marco que engloba todo es la corrupción. Generalizada y naturalizada en niveles extremos e inaceptables tanto en los ámbitos públicos como en los privados. Ciudadanos absortos y silentes pasivos frente al espectáculo dantesco del dinero mal habido.
En grandes rasgos ese es el territorio, el ruinoso camino que debe transitar Javier Milei como presidente. Similar y gravosa tarea le hubiera correspondido a cualquier otro presidente que no abrevara del populismo autoritario, demagógico y venal.
DATO POSITIVO Y ESPERANZADOR: el velo se ha corrido y está a plena luz.
Javier Milei ha comenzado su tarea con luces y sombras. Aciertos y errores. El trayecto es escabroso, lleno de peligros y acechanzas. Los recursos económicos y humanos son escasos, resabios concretos de la realidad de tantos años.
Pueda que haya éxito ante tanta dificultad. Resalta un hecho positivo. El velo se ha corrido. Todo está a la luz y muchos actores políticos del estropicio propiciado, expuestos a la intemperie. No es poco. No pueden evadir su responsabilidad ni hacerse los desatendidos. Son los principales ejecutores del daño.
El presidente debe extremar su tarea en el intento de terminar con la inflación, reencauzar la economía, cuidar la salud y seguridad de los argentinos, en el menor tiempo posible. Todo demandado con urgencia. Luce prohibido fallar. Tarea ciclópea y de extrema complejidad. Debe llevar adelante su labor con seguridad, convicción y firmeza, pero sin posturas extremas, agravios ni rencillas o enfrentamientos inconducentes. Acordar y pactar es esencial, sin ceder, pero tampoco imponiendo a lo que fuere.
Pero no es tarea sólo del presidente. Todo el arco político republicano democrático debe poner su máximo afán en reconstruir un país devastado y en ruinas. Es necesario también el compromiso de los ciudadanos.
El velo quedó corrido y todos estamos expuestos. Probos y réprobos. Propios y ajenos. También todos los argentinos amantes de la Patria y esforzados, demandando con prudencia y racionalidad y solidarios con los postergados. Sólo excluidos; corruptos, autoritarios, indiferentes, dogmáticos extremos y argentinos poco responsables.