Los desoladores índices de pobreza e indigencia, el caos de la vida diaria envuelta en inseguridad, falta de educación que limita y condiciona futuro y esperanza y salud precaria que pone en vilo la vida misma, son consecuencia de 80 años donde el militarismo, incluída su versión genocida en extremo y el populismo autoritario, de derecha e izquierda gobernante el mayor lapso de tiempo, han depositado al país en las puertas del infierno.
El halo que enmarca todo es la corrupción que ha cubierto todos los plieges e intersticios de la realidad nacional.
Mal acostumbrados a convivir en un marco de ilicitud permanente, sin embargo no deja de llamar la atención ni provocar asombro los presuntos hechos corruptos y la ineptitud y desidia en el ejercicio del poder que asoman día a día en la actualidad.
Miles de millones de dólares mal dispuestos, mal utilizados, entremezclados en cientos de cooperativas de dudosa existencia y legalidad y muchos con indicios claros de hechos fraudulentos.Presunción cierta de desfalcos en el Pami y la libre e irresponsable disposición de fondos de la Anses, incluso financiando a la deficitaria Aerolíneas Argentinas, entre otras “delicias gestionarias camporistas” en esta institución, asoman día a día a la luz pública.
Libre, irresponsable e inmensa disposición de fondos, provenientes de la emisión descontrolada, que concluye en robo, fraude, inequidad y dilapidación sin sentido que afecta in extremis la vida de millones de compatriotas. . Recursos que nunca fueron a obras de infraestructura necesarias para proveer vida digna y segura en muchas ciudades y para evitar el desastre que provoca la fuerza de la naturaleza.
Las imágenes desoladoras de los últimos dos días, en ciudades de la provincia de Bs As, de Entre Ríos y fundamentalmente en el Conurbano bonaerense, provocadas por las fuertes y continuadas tormentas de la última semana, dejaron al desnudo el daño inmenso que provocan el déficit en la gestión , el relato falso y el populismo irresponsable y corrupto.
Gente resignada y acostumbrada a vivir en la escasez y la precariedad, pierden repetidamente los escasos bienes que poseen. El agua los invade y los despoja de cocinas, heladeras, colchones , muebles y llena de humedad sus hogares. Niños y ancianos los más golpeados. Familias enteras, ya golpeadas por la vida, ven truncadas en otra ocasión toda posibilidad de vida normal.
Los populistas eternizados,a cargo de la gestión, desaparecen de la escena pública. Es tiempo de guardarse, de ponerse a resguardo del relato falaz, la ira ante la desgracia, las promesas incumplidas y de las obras mil veces prometidas y nunca realizadas. Con hipocresía y cinismo aguardan mejores tiempos.
Ya volverán los momentos y las circunstancias adecuadas para reaparecer. Será el tiempo de volver a regalar zapatillas, bicicletas, electrodomésticos. Placebos para disimular la ausencia de lo realmente necesario.
Inexplicablemente habrá oídos para escuchar nuevamente sus promesas falsas y el acompañamiento reiterado con el voto. Víctimas que votan a sus verdugos. En el Conurbano bonaerense se consigue.
Son 80 años, que concluyen en el desvarío actual. Reinan las carencias, la ignorancia, la manipulación, el desamparo y el robo.
Reconstruir lo destrozado no va a ser tarea sencilla y de rápida ejecución. “Que 80 años no es nada”. Efectivamente es todo. Todo doloroso, todo dañino, todo perverso, todo reiterado como un deja vu.
Es imprescindible cambiar el sino trágico. El dolor y el daño no tienen límites.