El dolor colectivo que ocasiona la desaparición del niño correntino se refleja en el interés y tratamiento prioritario que sacude a la Nación entera.
Es cierto que en el mundo se producen sustracciones y pérdidas de niños que impactan, pero el caso de Loan, por ser nuestro y todas las vicisitudes alrededor del mismo, nos impactan y zozobran sobremanera.
Lamentablemente, los últimos 13 días transcurridos desde la desaparición de Loan, asemejan un cortometraje de la tragedia en que está inmersa la Argentina desde hace largos años.
Veamos una sucesión de hechos y circunstancias que confirman lo afirmado.
1) El intringulis familiar y de terceros alrededor del almuerzo en casa de la abuela de Loan: con el correr de los días se cruzaron sospechas entre los mismos familiares, versiones de esoterismo atribuidas a la abuela y la “extraña” presencia en el mismo del matrimonio del ex capitán de navío y la funcionaria municipal.
2) La reacción de todos los familiares apenas notada la ausencia del pequeño. La aparente búsqueda de naranjas por el niño se limitaba a una distancia de 500 metros. Todo muy vecino y en tiempo inmediato, para un accionar retardado, desordenado y dubitativo.
3) El accionar del personal policial: impericia, improvisación y falta de profesionalismo fueron los primeros pasos de la autoridad policial. Sin método, organización ni protocolo profesional fueron los inicios tardíos de su accionar. Ejemplo claro del desamparo que envuelve a la ciudadanía ante hechos delincuenciales o extremos. Se demoró 4 días en disparar el Alerta Sofía.
4) El comisario de pueblo: prototipo del “pesado del lugar”, con denuncias por abuso en su contra y con posibilidades ciertas de haber sido trasladado a 9 de Julio con el indeseable espíritu cooperativo apañador en el que suelen incurrir las fuerzas de seguridad. Un verdadero patrón de estancia, al que se le atribuye haber plantado pruebas, colocando una supuesta zapatilla de Loan para desviar la atención. Terminó detenido por encubrimiento.
Comisario del caso Loan
5) La precariedad del accionar de los fiscales y la justicia local: sin conocimientos acabados, con demoras e incertidumbre, mutaron de desaparición de personas a trata de personas, red de pedofilia e incluso posibilidad de extorsión intra familiar. Perdieron cuatro días iniciales lamentablemente. Sobrepasados, fueron reemplazados por la justicia federal y la presencia de Patricia Bullrich, también con dudas e incertidumbres.
7) La ausencia de pruebas: hasta ahora no hay pruebas contundentes que involucren a los seis detenidos. El tiempo apremia porque las imputaciones deben sostenerse en pruebas concretas, inexistentes a los 14 días e imposible de sostenerse en perros olfateadores.
Impactan las declaraciones de familiares cercanos;”cualquiera de los asistentes al almuerzo puede estar involucrada”. La abuela recurre al pomberito, especie de duende que se apodera de niños. Se rumorea venta de niños también.
8) Periodismo extremo y políticos oportunistas: prácticamente todo el periodismo capitalino se trasladó a Corrientes. Muchos de ellos han alimentado teorías extrañas, sin pruebas ni fundamentos, sin consistencia y carentes de prudencia y límites autocríticos. Se asemeja al triste caso Pomar. Se aventuró de todo en medio de una investigación deficiente, tiempo después esclarecida la verdad al descubrir los cadáveres en el interior de un vehículo destrozado por un accidente caminero.
El periodismo militante anda comparando la tragedia actual con el caso de Santiago Maldonado. Sin límites, tratan de involucrar de nuevo a la ministra de Seguridad. También se largó a opinar estentóreo el “inefable” Sergio Berni. Conducta de manual kirchnerista.
Combinación nefasta de periodismo irresponsable y políticos inescrupulosos.
Todo confluye en una afirmación. El país vive una catástrofe desde hace largo tiempo. Tristemente afecta a un niño de 5 años, donde el accionar y los dichos en general son lamentables. Propios de la tragedia nacional, donde todo es posible, obviando la prudencia, racionalidad , profesionalidad y la responsabilidad.