El país está impactado, asombrado, dolorido, indignado, enojado. La irrupción inesperada de Fabiola Yañez en el escenario nacional exponiendo su situación de mujer golpeada y objeto de violencia psicológica por parte del ex presidente Alberto Fernández, ha conmocionado la realidad nacional.
Las fotos de Fabiola con moretones en su cuerpo y un ojo negro encapotado ponen en evidencia que Alberto no dijo la verdad cuando en su descargo por la red X afirmó que no era cierto lo afirmado por su ex pareja. Nada que sorprenda. Ya Alberto había faltado a la verdad cuando se hizo pública la fiesta de Olivos celebrada en plena pandemia. Negó totalmente en primera instancia su existencia.
Luego ante la inevitable evidencia de que el festejo había existido, en actitud insólita y poco varonil descargó la responsabilidad en mi querida Fabiola.
Como corolario grotesco de la grave situación en que ha quedado expuesto el ex presidente, ayer apareció un video de un encuentro en el despacho presidencial de Alberto con la panelista de programas de TV Tamara Pettinato, en modo galán, estilo Isidoro Cañones.
Isidoro( Isidorito)Cañones era un personaje ficticio de historietas creado por Dante Quinterno; un joven playboy, vividor de la fortuna de su tío, poco afecto al trabajo y en búsqueda de dinero y buen vivir sin esforzarse.
Alberto da el physique du rol exacto de Isidoro. Porteño canchero, vivo, engominado, con traje de Giesso y mocasines Guido. Así el profesor de Derecho Penal, por ahora sin cátedra porque la UBA anunció la carencia de alumnos interesados en cursar la materia que él dictaba, incursionó durante años en la política nacional, escalando hasta ser Jefe de Gabinete de los Kirchner, para finalizar en el máximo cargo al que aspira todo político nacional: la presidencia de la Nación.
Presidencia a la que arribó por el dedo y la decisión de Cristina. Y es aquí donde comienza la historia del golpeador golpeado.
Al poco tiempo de asumir, Cristina en persona y variados militantes fanáticos K y de La Cámpora comenzaron a vituperar, destratar, agredir a Alberto presidente.
Mientras con saña e irresponsabilidad pegaban a Alberto presidente, simultáneamente golpeaban a la República Argentina, a la Patria, en definitiva a todos los argentinos.
Fiestas, violencia verbal y física, agresiones múltiples. Mientras los argentinos eran encerrados durante la pandemia por un tiempo exagerado, sufrían por las vacunas y no podían despedir a sus muertos, ellos propagaban golpes a diestra y siniestra, sin tomar en cuenta a los ciudadanos.
El golpeador golpeado. En pos de la salud cívica y moral del país, los argentinos debemos tomar conciencia y prevenir para el futuro la tragedia de los golpeadores sistémicos.
Alberto avergonzó como presidente en funciones durante su ejercicio y averguenza como hombre en la actualidad, luego que se dieran a luz aspectos oscuros de su vida privada en ámbitos y ejercicio de función pública.
A su vez dejó mucho que desear su conducta como presidente golpeado. Lo permitió en silencio y resignado. Poco varonil en todo sentido, violento ante la natural debilidad femenina y pasivo y permisivo cuando era golpeado insistentemente, hasta desvirtuarlo completamente en su posición de máxima autoridad del país. Todo sombrío.
Sin minimizar la dura realidad que envuelve a Fabiola y Alberto, el hecho intrafamiliar es una secuencia de la catástrofe en que Cristina principalmente y Alberto introdujeron a todos los argentinos.
Mientras Alberto golpeador se inmolaba personalmente, Cristina y los numerosos golpeadores que agredían a Alberto, destruían la Argentina y a todos los argentinos. Agresores destructores sin medida ni responsabilidad.
Paradoja del destino; violentos que se auto destruyeron y rompieron todo a su alcance, sin medir consecuencias.
Urge tomar conciencia y recuperar prontamente la salud física y moral de la Argentina. Excluidos violentos y golpeadores personales e institucionales.