Grandeza, es la palabra que sobresale en la parte superior trasera de la camiseta de River Plate. En un costado del piso del remodelado y portentoso estadio MÁS monumental se destaca Jugar y vivir con grandeza.
Esta reiterada alusión a Grandeza fue obviada por completo ayer por el primer equipo de River en la ida de la semifinal por la Copa Libertadores en Belo Horizonte.
La goleada sufrida por el equipo millonario, desnudó un presente irregular del equipo conducido nuevamente por el idolatrado Marcelo Gallardo. Cualquier remembranza con el pasado es una mera ilusión.
Carácter, templanza, presencia, jerarquía, personalidad son atributos esenciales para disputar estos partidos trascendentales coperos. Luego del empate con Vélez Sarsfield en la última fecha del torneo de la Liga Profesional, a la salida del estadio Gallardo señaló:” este equipo no los va a dejar a gamba”.
A gamba y descalzos, caminando sobre piedras filosas quedaron los hinchas millonarios, luego de la pobre perfomance de ayer.
Ya en los primeros 10 minutos se percibió que la noche venía torcida. Torcida por demás. Los jugadores, apurados, nerviosos, no pudieron hilvanar dos pases entre ellos.
El primer córner en contra, que finalizó en gol anulado por offside, desnudó la carencia de tres defensores centrales que no pudieron rechazar de cabeza la primera pelota aérea sobre la defensa riverplatense.
Debilidad originaria ostensible que se prolongó durante todo el partido. En el primer gol de Atlético Mineiro fue llamativa la facilidad conque el portentoso centrodelantero Hulk desplazó con el cuerpo a Germán Pezella, defensor del seleccionado campeón del mundo. Ninguno de los otros dos defensores centrales cerraron a tiempo al brillante e histriónico Deyverson para que con tranquilidad y calidad marcara el primer gol.
Abundar en el resto del partido carece de sentido. Salvo el empeño de Colidio y algún arresto del siempre vapuleado Gonzalez Pirez, el equipo, al márgen de su flojo desempeño, careció de grandeza. Justamente de lo que señalan como cualidad distintiva.
La vuelta el martes próximo aparece muy problemática. Para empatar la serie River debe convertir tres goles y no recibir ninguno. Para vencer debe convertir cuatro goles, o imponerse en la serie de penales. Difícil de acuerdo a los antecedentes.
Lo que no debe faltar es GRANDEZA; ausente en el día de ayer. Los jugadores tienen una posibilidad de revancha en ese sentido, independientemente del resultado deportivo.
Ayer,dejaron a su hinchada “a pie”, lejos de lo prometido por el “Muñeco” Gallardo. No pueden volver a defraudar a la inmensa legión de simpatizantes.
El buen juego es otra cuestión y aparece como complicada y de difícil concreción; aunque no imposible para un equipo con semejante historia. Quizás con grandeza consigan algo que luce como utópico.
Le compete en especial a “Napoleón”, que en este retorno no comenzó como se esperaba.
Nada ni nadie alterará su legado no obstante, pero debe enderezar el rumbo.