El lugar y la circunstancia son institucionalmente importantes. El presidente de la Nación da apertura en la Asamblea Legislativa a las sesiones ordinarias de diputados y senadores nacionales. Participan, ubicados en lugar especial, los miembros de la Suprema Corte de la Nación.
Los tres poderes de la República presentes.
Es el mensaje, un atributo presidencial y también un deber donde se da cuenta del estado de la Nación. Habitualmente todos los legisladores ocupan sus plazas y escuchan con atención la oratoria del presidente. Aplauden los oficialistas, suelen haber algunas expresiones verbales más fuerte por parte de opositores y finalizado el acto, oficialismo y oposición vierten opiniones acerca de lo expuesto.
Es la democracia republicana en acción. En estos tiempos es muy valorable, por las acechanzas que se ciernen sobre ella, desde Los ingenieros del caos, como bien señala Giuliano da Empoli, donde cada vez más expertos en Big Data influyen decisivamente reinventando las reglas de la política, todo al servicio de populismos de ambos extremos.
Colaboran golpistas a todo tiempo, integrantes del club del helicóptero y torpes, que desde las propias entrañas del sistema, colaboran con su ineptitud en poner en riesgo el sistema.
En la Argentina, estas debilidades y acechanzas se ven aumentadas por la grieta profunda que reina desde hace largo tiempo.
La sesión se desarrollaba con normalidad y el particular estilo oratorio de Milei, enfático, expresivo y en varias ocasiones directo y confrontativo con la oposición; que en esta oportunidad, mayoritariamente, se ausentó en señal de protesta a varias decisiones y expresiones del mandatario.
Excesivo el presidente en determinadas alusiones e inexplicable el vacío opositor.
En ese marco se produjo el grotesco. El diputado Facundo Manes, en un momento de la disertación de Milei lo increpó a viva voz, levantando la Constitución nacional. Reclamaba por la designación por decreto de García Mansilla y Lijo como miembros de la Corte nacional, obviando el trámite normal de prestar acuerdo por el Senado en las sesiones ordinarias prontas a comenzar.
La tildó de inconstitucional con la Constitución en manos levantadas.No pareciera ser correcta su interpretación, de acuerdo a su lectura y la misma toma de juramento a García Mansilla por parte de la Suprema Corte, que validó el nombramiento.
El cruce no fue extraño, ni excepcional, aunque no es habitual. Si fue diferente la respuesta de Milei, con su estilo habitual frontal, sin tapujos y recargado del presidente. En realidad, innecesario.
Desde los palcos surgió el agravante que convirtió en grotesco, el cruce entre Milei y Manes, con la participación indebida del asesor prevalente e integrante del “triángulo de hierro” del poder, Santiago Caputo.
Interpeló a Manes con mirada fija y gesto con los dedos que indicaban “ te estoy mirando”. ¿Quién es el asesor preferencial Santiago Caputo, para interpelar a un diputado de la Nación? Debe respetar la investidura y la institucionalidad de la ocasión.
La continuó al finalizar la ceremonia enfrentándolo cara a cara cercanas y diciéndole:”Me vas a conocer”, dandole un par de palmadas en en el pecho. Lo acompañó en la prepeada insólitamente, el YouTuber libertario Fran Fijap. Otro actor indebido del estropicio.
Manes aprovechó la oportunidad y convirtió la confrontación con el presidente y el asesor, en el centro de los medios de comunicación y las redes sociales. Quedó en segundo plano el discurso, que tuvo varios aspectos relevantes, opacado por el grotesco.
El radical se victimizo, consiguió centralidad y denunció golpes por parte de Caputo, que no existieron y amenazas por “ ser el hombre más poderoso del gobierno, después del presidente”. Señaló que lo iba a demandar por la agresión y las amenazas, aunque dadas las evidencias, posteriormente limitó el alcance de la denuncia a las amenazas.
”Por su poder me puede perseguir con ARCA, la AFI, es peligroso”. Extraño, pero se dilucidará en la Justicia,en todo caso, si la demanda se efectiviza.
Javier Milei en redes sociales, aumentó el desatino y apoyó a Caputo, a diferencia de la ocasión y la “boutade” de su asesor, cuando interrumpió abruptamente y sin motivo alguno la entrevista de Joni Viale al primer mandatario; oportunidad en que lo reprendió públicamente.
Facundo Manes aprovechó “su momento de gloria”, bastante necesario en este momento de su opacidad política; Santiago Caputo volvió a demostrar su soberbia, falta de prudencia e intemperancia, interpelando y confrontando a un legislador electo en una ceremonia institucional de alta importancia.
Este grotesco papelonesco no fue tomado en consideración por el mundo económico financiero. Se quedaron con el anuncio del próximo acuerdo con el Fondo. Los bonos y títulos nacionales tuvieron una jornada favorable el lunes posterior en Wall Street.
Para el consumo interno quedó el grotesco entre nuestro presidente, un diputado que se auto proclama “outsider” y no parte de la casta, que procuró montarse en la cresta de la ola y un asesor prevalente e imprudente, con conducta extrema y agresiva. También fue trascendente el distanciamiento expreso con la vicepresidenta Victoria Villarruel, expresado en el frío y distante saludo de Milei.
Todo en medio de un acto importante de la democracia representativa republicana. Puede que el nuevo ridículo sirva de enseñanza.