Al remanido problema nacional, de convulsión permanente, grietas que se suman a la gran grieta, especulaciones que avientan incertidumbre y las vicisitudes habituales, se le agrega el terremoto provocado por Donald Trump.
El shock arancelario que aplicó el presidente de EEUU prácticamente terminó con el multilateralismo mundial implantado al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
El mundo parece encaminarse a una opción binaria: China o EEUU.
El resto del planeta a acomodarse como se pueda. Europa de los más complicados. A ajustarse los cinturones.
Y por casa, como andamos. Con problemas propios incrementándose y no sólo por las desventuras externas. Todo propio, sin ningún aporte extraño. Bien argento.
Paso previo indispensable: es necesario insistir y recalcar algo ineludible: Argentina viene de una catástrofe de larga data. Sin partir de esta base es complejo y parcial el abordaje de la crisis , hoy agravada globalmente.
La Argentina transita una tragedia social hace tiempo, permanente economía frágil y de debilidad extrema, con dirigencia política de bajo nivel gestionario y con dificultad severa de diálogo y consensos. Sumemos alta dosis de burocracia paralizante y corrupción en exceso.
Al combo enunciado le debemos agregar la urgencia en el pedido de soluciones inmediatas, sin considerar el verdadero estado de situación nacional. No se superan las catástrofes velozmente, sin tránsito del camino y tiempo obligatorios y con mayoría de aciertos en la gestión. Cualquiera sea quien esté al frente de la gestión. No existen magia ni soluciones divinas ni extraterrestres.
Si esta condición general y obligatoria no es tenida en cuenta por muchos actores obligados a apreciarla en alta consideración, la dificultad se agrava y seriamente. Atención especial, políticos desaprensivos, opinadores progres que atrasan, desconocedores con opiniones categóricas y con visos de certeza absoluta.
La situación amerita sapiencia, prudencia, alta responsabilidad y escasa opción de cometer errores. Ya han habido demasiados.
La realidad política nacional se ha complejizado por encima de la alta dificultad existente. Los dimes y diretes, idas y vueltas, grietas de la gran grieta, excesos verbales indebidos, peleas de propios y símiles abundan y florecen. Se pueden sumar papelones, como la aventura reciente en la residencia de Mar-a-Lago y la inmensa derrota política del gobierno en el Senado por la postulación de Lijo y García Mansilla, entre otros varios.
Muy importante: la dureza de los precios a continuar a la baja. Los alimentos aumentan por encima de lo esperado. Si se le agregan los aumentos mensuales de combustibles y servicios, índices de 1% no se vislumbran próximos.
Dato revelador: heladería ubicada en esquina noreste de Sarmiento y Belgrano en la ciudad de Mendoza.Cliente desprevenido iba por un barquillo grande. Sorpresa de precio. De 5.000 pesos a 6.000. 20% de aumento!!! Opción por el más pequeño; 12,5% de aumento. Preguntada la persona de la caja por el porcentaje elevado del aumento, la respuesta fue categórica y con aire de suficiencia, ”ese es el precio”. Conducta típica argenta:”ponele tanto por las dudas, total todo pasa y en el lío nadie se da cuenta”. Agregando nafta al fuego.
Si se adiciona la agresividad incomprensible para con propios y cercanos de Karina Milei y Santiago Caputo, actuando con actitud de “patrones de estancia”, más el culebrón entre Cristina y Axel por el control de la provincia de Bs As al costo que sea, sumados la disminución de la Coalición Cívica de Lilita y la indescifrable UCR cuyo presidente Martín Lousteau es desconocido por la mayoría de dirigentes nacionales, al punto que presenta lista propia con nombre diferente en las próximas elecciones a legisladores( concejales) de CABA. De Ripley la actualidad política.
El mundo tiembla, el país en consecuencia en movimiento sísmico de índice preocupante y el horno no está para bollos.
Como de costumbre y por necesidad los ciudadanos deben estar sabios y prudentes. Estamos en año electoral y ahí es vital su participación responsable, meditada e inteligente.
Con memoria, racionalidad alejada de soluciones urgentes imposibles, de griterió soberbio descalificador, injusto, irresponsable e innecesario y distanciándose de populismos autoritarios, con castigo a la corrupción en la gestión provenga de donde provenga, los ciudadanos son el fiel de la balanza que tienda al equilibrio.
Puede que cada uno esté a la altura de la ocasión. Es la oportunidad que la democracia otorga siempre, sobretodo cuando quienes dirigen, abundan en torpezas y desvaríos. Es en defensa propia.