Millones transcurren su vida diaria transitando en calles de tierra, cargando tubos de gas, usando agujeros como baños, ateridos de frío en invierno y con calor insoportable en plena canícula. Cuando el cielo descarga lluvias intensas, sus precarias viviendas se convierten en “reservorios de agua” donde flotan sus pertenencias y los encierran durante días, hasta que la naturaleza drena su obra.
Son los habitantes de varias zonas del llamado Conurbano bonaerense. Gobiernan la mayoría de las intendencias de la zona, los barones peronistas, muchos con pretensión de eternizarse, hasta que el gobierno de María Eugenia Vidal, con el apoyo de Massa, puso límite a las reelecciones eternas, sino seguirían en el poder a su antojo.
Es la zona donde reina y de la que se apropio políticamente Cristina Fernández de Kirchner y que intentan también cooptar Máximo y La Cámpora.
El poder absoluto lo comienzan a disputar sectores de la izquierda dura y líderes y agrupaciones de los movimientos sociales, tanto oficialistas como opositores, que enmarcan miles de compatriotas de varias generaciones, desposeídos, sin trabajo ni educación, a merced muchos de la droga y las mafias barriales y sobrevivientes con los exiguos planes sociales.
La mayoría de ellos son peronistas, los Kukas, como los definió en la plaza, Ella. Los Kukas que siempre ponen el cuerpo y “fuimos los kukas, Néstor y Cristina, los que devolvimos la plata del corralito”Los dólares se los quedaron los genios de las finanzas”.
”Gracias a los kukas también recuperamos Vaca Muerta”.
Sería bueno y de justicia que consideraran a los Kukas del Conurbano con dignidad y respeto por sus condiciones de vida.
La condena a que los han sometido en su tanscurrir día a día en educación, seguridad, trabajo y cuidado de la salud, no son las de quienes tanto servicio le han prestado a la Patria. Son susceptibles de interés para citas retóricas de ocasión, transporte masivo a los actos partidarios y reclutamiento masivo en las jornadas electorales, con boleta en mano y mendrugo asegurado, si cumplen bien su tarea.
Los Kukas no tienen un fiscal como Guillermo Marijuan ni el camarista Mariano Borinsky que le impartan justicia por su abnegada y sacrificada obra.
Cristina, sus laderos y el peronismo bonaerense, kirchnerista vergonzante y temeroso de la ira de la Jefa,son los responsables de los pesares continuos de los sufridos, despojados y abnegados Kukas bonaerenses. Es hora de hacerse cargo, sin la hipocresía habitual ni el cinismo recurrente. Ya es tiempo de necesaria reivindicación.
Pueden encomendarse en su tarea y ayuda a las oraciones del nuevo arzobispo de Buenos Aires, el anterior obispo de Río Gallegos, Jorge García Cuervo, cura villero peronista en su juventud, por lo que conoce perfectamente el calvario Kuka. El papa Francisco estaría de acuerdo.
Así viven y votan millones de compatriotas con fidelidad y continuidad permanentes, con la esperanza de una mejora, que demora en llegar y que incluso muchos esperaron en vano hasta fallecer. Difícil que ocurra, muy difícil. No se vislumbra la intención ni la capacidad de iniciar la impostergable tarea.
Una lástima, porque de emprender la tarea y que ella fructifique con éxito, podrían festejar con una peligrosa exhibición del nuevo avión presidencial al comando de Leonardo Luis Barone y Juan Pablo Pinto. Ya lo hicieron el pasado 25 de mayo.
Lamentable semblanza de una porción del país, dolorosa, incomprensible y que se perpetúa, Tengan piedad Kukas con sus kukas.