La crisis económica general y persistente que pesa sobre la Argentina y por ende afecta a Mendoza, es una condición básica y necesaria para entender y enfrentar la realidad real, en relación al problema salarial de los agentes públicos mendocinos.
Atención: se extiende el problema a los salarios privados.
Base de partida: Argentina pobre y de baja calidad institucional y Mendoza pobre económicamente y con gestión no eficiente.
Es concurrente e impacta sobre la economía el ataque a las instituciones y la baja calidad de ellas en el país. Gobiernos con sesgos autoritarios y populistas, emprenden contra las instituciones y debilitan la República. La Justicia no debe ser independiente sino militante. Por ello es atacada con persistencia y encono, basta con mencionar sólo como un ejemplo, el actual remedo de juicio político a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El Congreso y las Legislaturas provinciales deben ser meras escribanías y dóciles certificadoras de las decisiones del Poder Ejecutivo. Instrumentos simples al servicio del mandamás de turno. Si esa instancia no es viable, se paraliza la actividad legislativa. Toda una señal de República vacía.
Este marco institucional débil e inestable atenta contra el normal desarrollo económico privado y público. Inseguridad institucional y jurídica, efectos negativos y directos sobre la economía.
Un gasto público inmenso, ineficiente y fogoneado por un populismo cerril, alimenta la inflación a los elevados niveles actuales, desalienta la inversión y aumenta la voracidad fiscal. Los numerosos cepos y retenciones a las exportaciones, impactan duro y negativamente sobre la economía.
La voracidad fiscal aumenta las arcas de un ESTADO INÚTIL, que incrementa su gasto,subsidiando servicios y otorgando planes sociales a millones de compatriotas indigentes y pobres. Un círculo perverso.
Estado nacional, también estados provinciales y municipales, con mayor voracidad fiscal, expolian y limitan la actividad privada. Con los fondos conseguidos, aumentan el gasto inútil, lo administran ineficientemente o atesoran en plazos fijos una cantidad importante, para asegurarse de cualquier eventualidad grave y para pagar con seguridad los sueldos a los numerosos agentes estatales, cantidad incrementada sucesivamente por militantes incorporados a la planta.
Déficit de gestión, disminuyendo inversión en obra pública o ralentizándola y especulación insólita, atesorando dinero que deprecia su valor por minuto, aún colocándolo en instrumentos financieros.
El problema actual de los salarios públicos en Mendoza, sobre todo en la salud y la educación, es una combinación de los factores mencionados. Lo profundiza la decisión extrema del gobierno de no haber actualizado los salarios por un año, luego de la pandemia. Se sufre y se paga hoy.
Médicos mal remunerados, al igual que los maestros, sobrecargados de trabajo, protestan, se quejan y se apartan, en cuanto pueden del ámbito laboral público. Dato indispensable: al problema real e indisimulable e imposible de negar, de salarios bajos y algunos indignos, se debe sumar el dogmatismo ideológico irreductible de los dirigentes gremiales y la baja calidad de gestión del gobierno y su voracidad e atesorar dinero en salvaguarda e interés propio.
Consecuencia inevitable: populismo nacional, gestión pobre en ámbitos nacionales, provinciales y municipales, con decisiones equivocadas y baja calidad institucional. Resultado. Pobreza.
Argentina pobre, Mendoza pobre(salvo los gobiernos). Ese es el punto de partida.
Dsde esa base se deben plantear las alternativas posibles para salir de la decadencia continua. No hay que creer en espejitos de colores, ni en promesas vacuas y demagógicas, ni en mentiras y errores de apreciación. Tampoco partir de diagnósticos parciales o desviados.