Se presentó el día indicado y 15 minutos antes. El horario que marcaba la citación era las 8:00 am y el objeto la ampliación de una pericia previa.
Su abogada le había trasladado la notificación por vía digital y fue la que presentó en la mesa de entradas.
Punto y aparte: durante el largo tiempo que lleva transitando por los tribunales de familia, en el expediente y en las numerosas citaciones que ha recibido, la bautizaron con un segundo nombre que no tiene. Pese a todas las advertencias, en todas las oficinas e instancias, nadie está en condiciones de eliminar el nombre que no existe. Minucias de la burocracia judicial.
Volvamos a lo esencial. Presentada su citación, la empleada judicial le informó:” la profesional ha sido operada, así que no va a haber ampliación de la pericia”. Frustración por la ida abortada, el haber dejado a sus hijas 30 minutos antes en la escuela, con las puertas aún cerradas y por la nueva fecha futura para realizar la pericia.
Comunicaciones del siglo XX: en variadas oportunidades miembros de la Suprema Corte ensalzan los progresos en materia digital de todas las instancias de los procesos judiciales. Han dejado olvidado la posibilidad de informar suspensión o imposibilidad de realización de trámites. Evitarían traslados, pérdida de tiempo e incluso costos. Atrasan y son ineficientes.
En potencial: en la misma oficina le entregaron una nueva citación para el 31 de julio,con dos salvedades:
1) el segundo nombre, que no es real, volvió a aparecer.”Es el que figura en el expediente y yo no lo puedo cambiar” dijo la empleada. Estado inútil a todo servicio.
2) Lo más importante: no pueden asegurar que la pericia se realice, porque no saben si la profesional estará de alta en esa fecha.¿ Y para que dan nueva fecha si no están seguros de que el acto se va a realizar? Burocracia ineficiente a full.
Dato a tener en cuenta: si la persona citada pidió permiso en su trabajo, debe volver a solicitar una nueva autorización. ¿Y la productividad? Costo doble: dos viajes para realizar un sólo trámite.
Víctimas: todos los ciudadanos sujetos a estos trámites judiciales. No interesa demasiado, si sólo aportan con sus impuestos a la inutilidad burocrática. Es algo menor y no importante.