El título de la nota no tiene la intención de generar rencor, amenazar o provocar sed de revancha. Simplemente, dada la falta o la fragilidad de memoria que prevalece en los argentinos y que en parte nos ha llevado a la situación actual, es necesario recuperarla e incluso mantenerla activa.
Con capacidad reflexiva, inteligencia y buena memoria, dejaremos a un costado ideas, hechos y a muchos de los actores principales del desastre actual.
En este caso particular pondremos foco en jueces de la provincia de Bs As, personajes que deshonran su investidura y con sus fallos o conducta son funcionales a la corrupción y contrarios al decoro y la dignidad conque deben desempeñar sus funciones.
También nos refereriremos a la votación en el Senado “para darle acuerdo” a la ex jueza Ana María Figueroa.
1) El juez Onildo Stemphelet: el juez de Ejecución Penal de Bahía Blanca fue acusado por la Procuración General de la Suprema Corte bonaerense y la Comisión Bicameral de Enjuiciamiento, por haber ordenado una serie de allanamientos desde un prostíbulo, donde el magistrado presente, denunciaba el robo de tres mil pesos y su billetera por parte de la mujer con la que había tenido un encuentro sexual.
Debido a la conducta escandalosa, Stemphelet fue sometido al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. La norma de la provincia de Buenos Aires exige seis votos para destituir a un juez. Tres legisladores decidieron no participar en el jury favoreciendo al acusado.
Sometida a votación su destitución, hubo empate entre quienes postulaban su destitución y los que se inclinaban por la absolución. Por ello fue declarado” no culpable”.
Vergonzoso, bochornoso, inadmisible resulta la resolución. El juez vuelve sin ponerse colorado a su cargo. El sistema judicial y la conexidad de la política con los malos jueces, posibilitó el desatino.
Ausencia de ejemplaridad resalta en quién debería tener una conducta irreprochable. Otra mancha negra de la Justicia que enloda a los jueces probos y honestos.
2) Juan Benavides y Alejandro Villordo: integrantes de la Sala III de la Cámara de Apelaciones de La Plata, fueron quienes declararon nulo el procedimiento policial que derivó en la detención del puntero peronista “Chocolate” Rigau mientras extraía dinero con 48 tarjetas de débito de empleados de la Cámara de Diputados. El puntero recaudador fue detenido in fraganti, mientras realizaba su tarea extractiva.
El comportamiento de los camaristas sembró dudas inmediatas, confirmadas en el transcurrir de pocos días. Quienes estarían detrás de esta corrupción se movieron velozmente para evitar que en prisión Rigau, quebrado, los involucrara. Contaron con la colaboración de estos jueces reconocidos por sus compromisos políticos.
El fiscal va a apelar y tres legisladores de Juntos por el Cambio los denunciaron penalmente. En manos de Casación está devolver justicia a este atropello.
Simultáneamente nadie de la política se ha expresado. Nadie literalmente. Cuando el pueblo reclama transparencia y reducción de gastos no productivos, toda la dirigencia política permanece impávida y en silencio total. El 70% de la gente consultada por analistas de la opinión pública se considera pesimista con el futuro. Chocolate, los camaristas y el silencio sospechoso de la política alimentan el pesimismo.
Los 48 empleados que dejaron la tarea de extracción de dinero en manos de Rigau, según develó un informe de TN, forman parte hace tiempo de la planta de personal y pertenecen a una repartición llamada Bloque político. Extraño. ¿ Bloque político de qué, de quienes?
También a través de los años pasaron por diversas reparticiones y transitaron por distintos partidos políticos, como el Frente para la Victoria, el Frente Renovador y Cambiemos.
Jueces como los mencionados y los responsables políticos en conjunto, con su conducta aumentan el alto nivel de pesimismo social.
Tengamos presentes en nuestra memoria el apellido de estos jueces, el de los Chocalates de ocasión y de todos aquellos que con habitualidad en la Legislatura bonaerense hieren la democracia con sus conductas apartadas de la ley.
3) Claudia Ledesma, Eugenia Catalfano, Edgardo Kueider, Guillermo Catalfano y Clara Vega.
La santiagueña senadora, esposa del gobernador perpetuado y K converso Gerardo Zamora, desempató con su voto para darle presunto acuerdo del Senado a la ex jueza militante Ana María Figueroa. Otro atropello institucional y desafío a la Suprema Corte instado por Cristina. Conflicto de poderes en cierne.
Acompañaron con su voto los peronistas federales, mencionados en el título de la nota. Finalmente y como casi siempre, son funcionales a las tropelías.
Datos al margen: una legisladora del Frente Renovador, Magdalena Solari Quintana, se ausentó de la votación, para retornar luego de la votación para dejar expuesta a la senadora neuquina Lucila Crexell, de Juntos por el Cambio, ausente por viaje al exterior. Con su presencia y voto con su bloque, el presunto acuerdo para Figueroa habría tenido voto negativo.
No hay que dejar de mencionar especialmente a Alberto Weretilneck, electo gobernador de Río Negro y siempre funcional al kirchnerismo y los senadores Solari Quintana de Juntos por Río Negro y Carlos Espínola, peronista que facilitaron el quorum, aunque votaron en contra. Siempre a servicio.
Apellidos que no honran la institucionalidad y el poder delegado por los ciudadanos que confiaron y creen en ellos.