Rígido, apergaminado, poco natural lució el debate presidencial en Santiago del Estero. ¿Habrá sido para estar a tono con el feudalismo de la provincia? En esos sistemas imperan las formas.
Desde una escenografía limitada, con profundidad del estrado reducida, los moderadores se veían próximos a los candidatos, a un juego de luces tipo leds sobreabundantes y a periodistas moderadores demasiados serios, formales y en estilo guardianes estrictos del ya escaso tiempo dado a los expositores; el marco y los conductores condicionaron lo importante.
Los candidatos estuvieron prudentes y cuidadosos y faltó espontaneidad y cruces entre ellos. La posibilidad de interacción libera gestos, actitudes, ideas y palabras. Luce todo natural y puede aflorar la verdadera personalidad detrás de cada ser humano que aspira a presidir el país.
Salvo algunos conceptos y pocas imágenes espontáneas, todo resultó cuidado y demasiado previsible. Los organizadores fueron funcionales. Oportunidad perdida.
Marín Insaurralde: lo afirmamos apenas conocido el affaire. Debió haber sido eyectado cómo jefe de gabinete y apartado de su candidatura a concejal. La política lo hizo de nuevo, una vez más consiguió funcionar corporativamente.
Se le pidió la renuncia. Liviano frente al estrépito y lo develado. Un ejemplo claro fue la declaración del “chivo” Rossi, jefe de gabinete y candidato a vicepresidente de Unión por la Patria,” Sergio pidió su renuncia y lo resolvió en 4 horas”.
No resolvió nada. Repetimos, debería haber solicitado que Insaurralde fuera apartado de su cargo. Y cuatro (4) horas son una gota de agua en el océano para resolver el grado de impudicia, descaro y falta de ética en la que se desenvuelve la corporación política ante estas boutades personales, no tan aisladas.
Sean ejemplares alguna vez frente a hechos escandalosos, que dado el estado del país, impactan sobremanera en la sociedad. Más cuando despiertan suspicacias entendibles.
¿La exposición pública de Insaurralde y su novia, en el yate Bandido, navegando por el Mediterráneo frente a Marbella, fue un desliz, un error involuntario?
Surgen dudas. Insaurralde es un experimentado actor político de la selva bonaerense, como para no advertir el riesgo de esa publicación. Sofía Clerici, tiene antecedentes de exposición pública sonora, lejos de la ingenuidad.
Alguna devolución de favores, una atención especializada, todo es posible en la peligrosa jungla del Conurbano. Se puede sumar las especulaciones que rodean la develación de las imágenes de chocolate Rigau. ¿Lealtades de buenos muchachos?
Si así fuera, la consecuencias de la supuesta operación no fueron de gravedad extrema. Martín se apartó, no lo apartaron. Con el tiempo se verá como se recicla. Todo vale y es posible en Berretalianda. Vamos todavía.
Más importante fue que a Gago lo echaron acordándose los hinchas de su madre, que Almirón culpó de la derrota de Boca por segunda vez al arbitro, la mayoría de empates en los clásicos y muchos sin gritar goles, todos a estadios completos. En simultáneo una chica era asesinada en Rosario, mientras transitaba en moto, por ser hincha de Rosario Central festejando el triunfo sobre su clásico rival. Locura incomprensible y dolorosa. Incluso más que la conducta de Insaurralde.
Mientras somos testigos de los excesos provocadores de diversos actores políticos, por acción y omisión, la ciudad de Rosario está atravesada por el narcotráfico y su secuela de daño y homicidios a cargo de sicarios y también por la muerte inadmisible de una joven trabajadora, simpatizante de fútbol, a manos de fanáticos irracionales homicidas. Sin límites.
Ese es el estado de cosas.
Joaquín Del Tirso