Para empezar a analizar lo sucedido en el día de ayer en la Cámara de Diputados podemos analizarlo dentro del marco general del país y las recientes elecciones donde Javier Milei obtuvo el 56% de votos.
El marco general lo constituyen los 80 años de despropósitos de tipo variado que nos han depositado en las duras y difíciles circunstancias actuales.
Las elecciones recientes reflejaron un 56% de adhesión a la idea clara de cambio de estos 80 años mencionados.
País atravesando una situación trágica y ciudadanos mayoritariamente acompañando idea de cambio de un león libertario triunfante arremetedor contra la casta política( todos los políticos incluidos) y reivindicador de la libertad al grito sonoro de viva la libertad carajo. Objetivo primario y esencial: terminar con la inflación y encarrilar la economía para el futuro, despojándola de las innumerables trabas y regulaciones que el intervencionismo y el gigantismo estatal le habían impuesto.
Sin partido nacional, sin plan de gobierno, con escasos representantes legislativos y sin experiencia previa esos pocos y por lo apreciado hasta ahora, con capacidades limitadas, el presidente debía empezar su tarea, presentada con tintes de épica, negociando en el marco de la República con los representantes de la casta denostada y a través de sus desvalidos alfiles parlamentarios propios.
Un dato no menor imposible de obviar es el cerrado y pequeño círculo íntimo que rodea al presidente. Su enigmática hermana, el Jefe, como él mismo la menciona, el silente jefe de Gabinete Nicolás Posse y Santiago Caputo, joven asesor presidencial, hombre de comunicación, obsesivo de todo tipo de redes y sentenciador de “verdades” irrefutables, alejado de un espíritu componedor.Se puede sumar en segundo plano el ministro del Interior, Guillermo Francos, de disposición y voluntad dialoguista, no portador de la última palabra y herido luego de la frustrada ley omnibus.
Resumiendo: los nuevos propios( escasos y no muy aptos) y los de siempre( la casta maldita), más el círculo pequeño propio del presidente.
Advertíamos en nuestro último artículo, la necesidad ineludible de diálogo y consenso, sin obviar el cuidado necesario y la precaución a tener en cuenta, por las características de algunos actores con los que debía acordarse. Más cercanos a la zancadilla, el interés propio y la deslealtad que al juego limpio y la palabra honrada.
Ocurrió la tormenta perfecta: oficialistas inexpertos, sin poder negociador varios, soberbios y tajantes en demasía otros y los de siempre enfrente. Pero atención; algunos de los de enfrente con vocación de ayuda para destrabar algo tan complejo y no correctamente manejado. Los de siempre puros: el conglomerado Unión por la Patria, con la exclusión de los representantes tucumanos, sin el menor atisbo de autocrítica y la izquierda, dispuestos a oponerse a todo, sin diferenciar bueno de malo. Contra todo, a lo que sea y sin importar el mandato popular.
Los opositores amigables; con una cantidad no despreciable de diputados y gobernadores no convencidos a apoyar todo lo enviado y varios expresamente molestos e inquietos.
Los gobernadores completan el cuadro. Jugando el partido, en ocasiones en conjunto y en otras según sus propios intereses. Apoyando, también demandando y, según afirma el mismo presidente, incumpliendo lo convenido, en otros items y consideraciones. De traidores los trató in extremis.
La chapucería oficialista y el retiro de la ley omnibus en el día de ayer son la dolorosa derrota de todos.Parecen no verla,desde el gobierno, apelando al mismo lenguaje que utilizan ellos. En la ley anidaban artículos necesarios para comenzar la tarea reconstructiva y habían conseguido la declaración de emergencia económica y algunas facultades delegadas importantes. No les alcanzó. Todo se derrumbó antes del tratamiento de las empresas a privatizar.
Oficialistas inhábiles en el ámbito legislativo hasta límites inconcebibles.¿Confiados excesivamente, ineficaces, víctimas de la oposición?
Llegaron al recinto a la sesión en particular de la ley, luego de una aprobación en general entre alfileres, aparentemente sin la seguridad de acuerdos mínimos para afrontar su tratamiento. Propios, como la enojada Carolina Píparo, varios radicales y también peronistas supuestamente amigables, tempranamente votaron en contra de los intereses oficialistas. Sorprendido y enojado, el oficialismo depositó en la basura más de un mes de negociaciones. ¿Negociaron, visto lo sucedido?
El presidente del bloque de La Libertad Avanza y el mismo ministro del Interior desconocían el reglamento de la Cámara de Diputados (art 155) y sostenían que la ley seguía con aprobación en general, cuando al retirarla y enviarla nuevamente a comisiones ya había caído. Inaudito.A ambos se lo hicieron saber los periodistas Eduardo Feinman, Pablo Rossi y el abogado constitucionalista Diego Armesto, quién les leyó al aire el art 155 del reglamento de la Cámara de Diputados. Sorprendidos y aborchornados.
Opositores cerriles festejando efusivamente el papelón oficialista y la derrota de todos, como si fuera un triunfo mundialista y opositores amigables, sorprendidos y frustrados algunos y con alto grado de certeza, legisladores y varios gobernadores, apartándose de lo aparentemente convenido. Traidores para el presidente. ”Anoche la casta festejó” reiteró Milei en su cuenta X. “La ley de Bases les sacó la careta a los delincuentes que arruinan el país”. Lenguaje duro.
Sinsabores continuos de la Argentina sin rumbo.. Pareciera que muchos, demasiados, se obstinan en no entender la gravedad de la situación actual y la alta responsabilidad que les compete. Perjudicados la inmensa mayoría de ciudadanos que vienen sufriendo durante largo tiempo el desatino de la mayoría de una dirigencia política impermeable al fracaso y poco empática.
La torpeza mayoritaria no debe ser óbice para apartarse de la necesidad de cambio, que inevitablemente requiere el país, avalada en las muy recientes elecciones.
No pueden seguir imponiéndose, populistas, autoritarios, corruptos, improvisados, chapuceros de ocasión, aparentes iluminados que oscurecen, ventajeros, desleales, soberbios extremos en sus ideas y posturas, infalibles de palabras y demás integrantes de la fauna de la derrota.
Hacen falta verdaderos mandantes de la voluntad popular, comprometidos con el bien común, flexibles, inteligentes, conciliadores, acuerdistas. Nada más ni nada menos que patriotas, dada la ocasión.
Que por quien sea que hayan jurado y la Patria se lo demanden y se consiga. El deterioro continuo lleva muchos años y es de urgencia comenzar a revertirlo.