El presidente Javier Milei expresa confianza de lo que está llevando a cabo; “ el ajuste más importante en la historia de la comunidad”.
El índice de confianza del consumidor, investigación que realiza con habitualidad la Universidad Di Tella, refleja como aprecian los ciudadanos lo que viven en el presente y como avizoran el futuro. Se sienten abrumados en la actualidad y tienen expectativas y confianza en el futuro.
Pese al sufrimiento y las desventuras del presente una gran mayoría de ciudadanos se esperanza en lo por venir. La pregunta insoslayable es ¿cuanto dura esta esperanza y confianza. Cuanto tiempo tiene el gobierno para que comiencen a sentirse en la población los efectos positivos?
Este es un tema esencial para atravesar el duro trayecto actual y la mala situación general.
Para transitar el camino de pesares, cuyo objetivo primario esencial es terminar con la inflación definitivamente, obsesión del presidente, es indispensable validar y afianzarse en la democracia republicana.
El presidente a cuatro meses de asumido no ha conseguido la aprobación de ninguna ley que acompañe sus iniciativas, muchas de las cuales son necesarias y de valor. Imprescindibles para acompañar y solidificar la lucha contra la inflación y para terminar con las insoportables cargas que pesan sobre el cuerpo social y el cerrojo impuesto a toda posibilidad de libertad económica y progreso.
Numerosas medidas que propone la ley Bases disminuida para concluir en el Pacto de Córdoba del próximo 25 de mayo requieren del apoyo de gobernadores y de diputados y senadores nacionales. Es justamente la República Democrática en acción.
No todo es casta ni el Congreso una cueva de ratas. Que muchos encuadran en ese duro calificativo es cierto y así lo percibe una inmensa mayoría ciudadana cuando es consultada por encuestadores. Encabezan la calificación negativa, con amplios porcentajes de rechazo, los políticos. Lo acompaña con cifras cercanas la percepción negativa sobre la Justicia. El periodismo también está descalificado por la opinión pública. Pero no todas las voces disonantes o ćríticas aplican en el mote de “ensobrados”.
Los órganos de la República en demérito. Pese a ello , hay gobernadores, congresistas y jueces que no forman parte de la casta y en los que hay que confiar y los que tienen que aportar su esfuerzo en la tarea reconstructiva. Venimos de largos años populistas que produjeron una debacle económica y moral que nos depositó en el averno actual.
El presidente no debe despreciar la política ni la institucionalidad. Tampoco debe subestimar el Estado categóricamente. Si es desestimable el Estado presente, el inmenso e inútil, el para todos que terminó siendo para pocos en realidad y asfixiando a la mayoría de los argentinos. Por el contrario debe apostar y confiar en un Estado útil. Un ejemplo de necesidad de Estado útil es la epidemia de dengue actual.
Estado nacional y provinciales actuando en conjunto, con rapidez y eficacia son necesarios para amortiguar los pesares, con muertes incluidas, de la infección provocada por la picadura del mosquito, que además vino para quedarse. Estado útil en acción.
Las 10 medidas propuestas por Javier Milei para debatirse y concluir en el Pacto de Córdoba el próximo 25 de mayo, son indispensables y no pueden abortarse.
Para ello es necesario imponer el juego institucional y conseguir con gobernadores y congresales el apoyo y la aprobación de un paquete necesario de iniciativas. La República democrática en acción, reiteramos. El necesario e insoslayable consenso político, para conseguir la aprobación de la Ley Bases y demás iniciativas impostergables.
La calidad institucional es de alta significancia en el tenso momento actual. Apostar a la mayor calidad institucional frente al derrumbe de la ética pública y de gran parte de la colectiva también es prioritaria.
Las acechanzas de la misma crisis de tantos años, de aquellos que ven afectados sus privilegios y prebendas, de “los orcos activos” y de los populistas autoritarios todo terreno, apremian y se activan a diario.
Con más institucionalidad democrática se pueden aventar muchas de los innumerables peligros que obturan el cambio votado mayoritariamente por la ciudadanía.
Nota al márgen: la postulación del juez Ariel Lijo a la Suprema Corte de justicia de la Nación pone en vilo la necesaria transparencia de la institucionalidad democrática. Hay que observar su evolución.