El estilo frontal de Javier Milei siempre y en toda ocasión le redituó ampliamente en su veloz irrupción en la política. De panelista de programas de TV, disruptor, enfático y provocador a diputado nacional y en dos años presidente de la Nación. Tiempo récord, sin partido nacional ni equipos constituídos con anterioridad.
En ejercicio de la primera magistratura su estilo no se atemperó, y en relación con el periodismo, por el contrario, su énfasis confrontativo se incrementó sin distinciones. Inconveniente por la generalización y las exageraciones innecesarias.
Su última aparición al respecto en la red social X fue contundente, luego de solicitarle al diputado “Bertie” Benegas Lynch que no vuelva a otorgar entrevistas a periodistas críticos del gobierno, después de su polémica declaración sobre la obligatoriedad de la educación.
Dijo el presidente contra el periodismo “ se ha corrompido, ensuciado y prostituído al calor de los sobres y la pauta oficial”.
Pidió el jefe de Estado “libertad de expresión para todos y la definió añadiendo” nadie puede evitar que hablemos. Ni siquiera los sagrados periodistas”. Esto es obvio en nuestro sistema.
Abundó afirmando que el periodismo se acostumbró “ a que deben ser tratados como profetas de la verdad únicae incontrastable, a los que no se puede criticar, ni desmentir , ni corregi” y que el problema con los integrantes de LLA es que no le deben “nada a nadie”, no tienen “negocios con nadie” y que no se quedarán callados frente a las operaciones, la mentira, la calumnia, la injuria o la difamación”.
Observaciones al respecto:
1) El periodismo no es dueño de la verdad y es absolutamente contrastable: de acuerdo conque los periodistas no son profetas de la verdad única. Pueden ser contrastados en amplitud y en todos los casos. Nadie queda excluído.
2) Hay periodismo militante y “periodistas ensobrados”: es una afirmación clara y salta a la vista el periodismo militante pro kirchnerismo y adherente al populismo autoritario, sin ninguna postura crítica, incluso casi silente frente a la corrupción oficial. Consecuentemente fue beneficiario de sumas suculentas de pauta oficial, independientemente de su rating o alcance en número de lectores.
Alli se ubican C5N, Página 12 y el grupo de medios del sindicalista José Santamarina, El Destape del periodista Roberto Navarro, la ex TV Pública kirchnerista como los prevalentes. Acompañan numerosos sitios digitales de menor conocimiento y radios vecinales, que recibían apoyo publicitario oficial como único medio de sostén.
Con la suspensión de la pauta oficial se han sumado varios medios con énfasis crítica exagerada. Se siente el apretón.
Periodismo ensobrado: es vox populi en el medio periodístico y en círculos políticos la existencia de periodistas que reciben sobres. Se aventuran en voz baja nombres, pero no se dan a la luz pública.
Es inconveniente que el presidente generalice, sin dar nombres, refiriéndose a “periodistas ensobrados”. De ninguna manera la mayoría de los periodistas reciben sobres, ni aún aquellos que son adherentes a sus políticas y poco críticos de su gestión.
3) La libertad de expresión es esencial para las democracias republicanas: es clave y esencial en el sistema democrático. Es libertad de expresión para todos, y en ella se incluye el periodismo y cada uno de los ciudadanos argentinos que viven en la democracia. Nadie debe ser limitado, salvo cuando se cometen delitos.
El periodismo debe ejercer su profesión con libertad y más cuando sus pensamientos u opiniones son contrarias al poder público. Igualmente debe ser rebatido, incluso desacreditado, sin agravios ni amenazas ni palabras extremas e inconducentes.
El jefe de Estado tiene todo el derecho a expresarse sobre el periodismo. Es de mal gusto y no corresponde a su jerarquía cuando lo hace con palabras o motes peyorativos, de lenguaje tribunero y mucho más cuando engloba de “ensobrados en general” al periodismo sin mencionar concretamente a quienes se refiere.
Es conveniente y necesario que el presidente sea más tolerante con las críticas periodísticas. Ser reactivo constantemente y generalizando o mencionando a periodistas probadamente cultores del republicanismo democrático, por sus expresiones que no le agradan, es excesivo y desconocedor de la función básica del periodismo en las sociedades libres.
No le sirve personalmente ni ayuda al interés general.
4) La función del periodismo en las democracias: La tarea del periodismo libre y responsable en las democracias está claramente determinada. Aparte de proveer información general, pone el ojo, con objetividad y libertad responsable, en las cuestiones públicas de interés general que pueden incomodar al poder. No debe mentir ni realizar operaciones periodísticas direccionadas. Tampoco debe ser limitada esta tarea.
La función del periodismo incomoda en general a todos los poderes, los públicos y los privados.
El presidente debe ser tolerante a las críticas y opiniones que no son de su agrado. Eso no significa que no pueda replicar todo aquello que desee. Tiene amplio derecho y libertad plena.
No puede globalizar sin dar nombres concretos, cuando denuncia irregularidades como entregar sobres, ni utilizar palabras o motes vulgares o degradantes al referirse a algunos periodistas en particular. Tampoco puede descalificar categóricamente a periodistas con reconocida adhesión a la democracia republicana, por sus opiniones contrarias. Están ejerciendo legítimamente y con responsabilidad su profesión.
La tolerancia a las opiniones diversas y críticas son parte del ejercicio de la función presidencial en las democracias. También su derecho a replicar todo lo que considere errado, malicioso o de intereses mezquinos, espurios o contrarios al bien general. Son las reglas de juego del sistema democrático; libertad, prudencia, equilibrio y aceptación a la crítica.