Es época de no titubeos, convicciones firmes y acción sostenida e inteligencia en pos de consolidar y afianzar la República democrática.
No es una afirmación exagerada ni tampoco inoportuna, puesto que el populismo autoritario, gobernante durante tantos años, la tuvo en vilo y apremiada.
La irrupción impactante y en parte sorpresiva de Javier Milei a la presidencia, produjo un giro favorable de 180 grados, frente a la degradación permanente y la amenaza constante que acechaban los valores republicanos y la democracia.
El envión libertario es fundamental, pero no suficiente. Es basamento importante, pero existen diferencias claras que se deben aventar, es cierto desde una posición más cómoda y tranquila, y bregar para consolidar hacia el futuro, sin peligros y definitivamente, la República Democrática.
Coincidencias y diferencias: el valor de la libertad es esencial y clave. Compartido y sostenido al 100%
El respeto a la propiedad privada y el reconocimiento al mérito, la inversión y la vocación emprendedora son derechos y cualidades compartidas.
También se sostiene la lucha contra la inflación, con el ajuste fiscal y el déficit cero, claves para favorecer a los más desposeídos, los más atacados y perjudicados por el impuesto inflacionario.
Es trascendente la discusión de ideas liberales por todos los medios, para contraponer el discurso único y falaz que durante tantos años el populismo propagó e impulsó, incluso en lugares indebidos como las escuelas. Maestros y educadores militantes influyendo sobre niños y jóvenes permeables. Esto era minar la libertad.
La recuperación del orden en el espacio público y la eliminación de los gerentes de la pobreza, son claves para devolver dignidad y libertad a millones de argentinos. De acuerdo.
El combate al narcotráfico es valioso y ha conseguido éxitos y pacificación, aunque falta un elemento clave no bien utilizado; el seguimiento de la ruta del dinero mal habido. Con ello se golpearía el objeto esencial y directo del accionar de los narcos, llegando a los jefes máximos.
La batalla contra la corrupción es otra de las tareas de mayor importancia. Delincuentes se han enseñoreado durante largo tiempo, enriqueciéndose desde el poder y la función pública, hasta el absurdo de normalizar la frase “ roban pero hacen”. Insólito.
La lucha contra la corrupción y el delito conlleva la necesidad de atemperar la presencia de jueces militantes garantistas e incluso negacionistas, favorecedores de victimarios y desatendidos de víctimas y la sociedad, para ellos responsable directa de la conducta de quienes delinquen. Todavía no ganó la Justicia, como enunció el gobierno al festejar su primer año en el poder.
No hay que destrozar el Estado en su acepción literal y correcta. No, “desde adentro” como enuncia el presidente. Si hay que acabar con el estado inmenso, autoritario, corrupto y torpe que instaló el populismo kirchnerista.
Se debe impulsar la presencia activa de un Estado útil al servicio de los ciudadanos. El que provea educación moderna y proveedora de instrumentos para progresar en la vida. El que cure con establecimientos, aparatología y profesionales de la salud, capaces y bien remunerados.
El que cuide la propiedad y la vida, asegurando vida tranquila y en paz. El que invierta en obra pública, indispensable para la mejora productiva y el tránsito por caminos seguros.
Hay que combatir la casta , la corrupta, la sobreabundante, la parasitaria, la aprovechada, la despreocupada del bien común. Se debe instalar la función pública que sirve a los ciudadanos. Servidores públicos se denominaron desde siempre. Esos son necesarios.
No se debe destratar, descalificar e incluso torpemente intentar cooptar e incluso eliminar a quienes comparten ideas comunes, respetando sus diferencias de formas y gestión, incluso con sus críticas fundadas y bien intencionadas.
No todos los que no adhieren ciega y sin límites son mandriles, casta inmunda, ensobrados, zurdos y la larga lista de epítetos consiguientes. Están claramente definidos los enemigos del sistema. Ellos son el peligro y el obstáculo. Los populistas autoritarios.
Muchos ciudadanos y agrupaciones ayudan y concuerdan con las medidas libertaria e incluso como el Pro han colaborado a la gobernabilidad. No se los debe vilipendiar ni disminuir. Son necesarios.
Los demócratas republicanos deben bregar con convicción, templanza e inteligencia en consolidar la República Democrática. En esta ocasión es una oportunidad, dado el marco favorable, que no se debe desaprovechar.