Terminada la ronda clasificatoria del campeonato mundial de clubes. para Argentina quedó la frustración de que sus dos equipos más poderosos y populares no pudieron superarla. Resalta más el fracaso el hecho que los cuatro equipos brasileños están en los octavos de final, también el Monterrey mejicano e incluso Inter Miami, por quien no se esperaba mucho y realizó una buena actuación e incluso estuvo a 10 minutos de derrotar al Palmeiras, el mejor equipo sudamericano actual lo que le hubiera significado terminar primero en su zona.
Son varias las causas que podemos mencionar e incluso los aficionados, fanáticos y demás involucrados en el fútbol, pueden agregar hechos varios y circunstancias que alumbran el pobre desempeño. Veamos.
1) La AFA y la organización de los torneos: con criterio difícil de entender, que hasta despierta suspicacias, la Liga Profesional realiza dos torneos anuales disputados por 30 equipos! Número excesivo, que resta competitividad e impide un campeonato a dos ruedas, ida y vuelta, con la cantidad ideal de 20 equipos afrontándolo.
Varios de los treinta equipos, para permanecer en la Liga, apelan a un juego friccionado, deslucido, de roce permanente, que impiden el desarrollo de un nivel fluido y competitivo.
Se suman algunos campos de juego en mal estado, que con la ausencia de hinchas visitantes y la escasa parcialidad local, dan marco a un juego deslucido, trabado y poco atractivo.
Los arbitrajes están sospechados en numerosas ocasiones, con decisiones bochornosas y parciales, con el VAR ausente inexplicablemente en situaciones evidentes y complaciente en silencio en decisiones arbitrales insólitas.
La AFA millonaria y con un equipo campeón mundial, integrado por jugadores que actúan en el exterior y dos veces ganador de la Copa América, en el fútbol doméstico organiza torneos de numerosos equipos participando y sin nivel de juego apreciable, que expulsa prematuramente a jóvenes de calidad y no provee jugadores al seleccionado nacional. El equipo campeón del mundo no tiene jugadores participando en sus torneos locales.
Los jugadores que vuelven, prácticamente ya no están en condiciones de formar parte del equipo mundialista. Germán Pezella es suplente en River y Gonzalo Montiel pena con lesiones permanentes y despliegue físico acotado, tomando algunos ejemplos.
2) Boca Juniors y River Plate, la cara más visible de la desazón: lo mencionamos en forma especial, pero se puede agregar a los otros equipos llamados “grandes” que transitan los mismos avatares. El otrora rey de Copas, Independiente de Avellaneda, viene sufriendo económicamente los últimos años a límites que lo alejaron de toda posibilidad de tener equipos competitivos a nivel local y sudamericano. Soportó incluso la conducción de Hugo y Pablo Moyano. Así lo dejaron.
San Lorenzo atraviesa un presente con su presidente suspendido y citado a indagatoria y entrenadores y jugadores con vocación de partir en pos de mejores y más lucrativas posibilidades. El único exitoso en torneo internacional, Racing Club, campeón de la Copa Sudamericana, atraviesa tormenta con amenazas y pasacalles agresivas contra directivos y un jugador, por la posibilidad de que este se aleje de la institución.
Boca Juniors es una foto cruda de la realidad. Su presidente Juan Román Riquelme y la comisión de fútbol, toman decisiones apresuradas, intempestivas, cambian con frecuencia entrenadores, descartando de malas maneras a “glorias de antaño” y tienen un plantel excesivo y numeroso, donde muchos cobran remuneraciones elevadas y son desechados de malas maneras, negandoles toda posibilidad de juego en el equipo principal.
Jugadores de excelsa calidad en su momento, recalan en su ocaso, con salarios europeos y casi nula participación en los partidos, por las lesiones que los acechan. Edison Cavani y Ander Herrera testimonios presentes.
Jóvenes como Barco, Valentini, Medina parten de mala manera, sin hacerlo en condicione que posibilitarían mayores ingresos al club y un retiro apacible y en paz con los hinchas y la institución.
River Plate tiene mejor presente institucional con un estadio mejorado a nivel del más alto de Sudamérica y venta de sus estrellas jovenes a los mejores precios del mercado nacional. El debe está en lo más importante; el nivel de juego de su primer equipo.
El despido de De Michelis y el retorno de Marcelo Gallardo no se realizaron de la mejor manera. De Michelis fue eyectado de mala forma y el “Muñeco” lleva un año de frustraciones continuas. Es más, sus refuerzos no han rendido y están más cerca del retiro que de la actividad intensa.
Repatriar “viejas glorias” fue otro error. Ninguno le ha redituado resultado mínimo dentro del campo de juego. La mayoría no integran el primer equipo.
3) Las hinchadas: la de Boca es la más sorprendente. Ha mutado en una masa autocelebratoria, que se regodea de si mismo, de su “aguante”, de estar y acompañar donde sea y como sea, vociferando “Somos Boca”, como si esa definición englobara éxito y primacía.¿ Y el buen juego y el placer de disfrutar un equipo armonioso y exitoso? A contrasentido de la realidad real. Parecidos a aliens autómatas.
La de River también viene acompañando hace años a su equipo y llenando el Monumental, cualquiera sea el partido, Más de 25.000 se trasladaron a Seattle, cercano a Alazka, para frustrarse con la eliminación. Eran más exigentes los simpatizantes con el juego de su equipo. Han mutado a la autocelebración y han retornado los borrachos del tablón. No suman.
4) El periodismo: los podemos dividir en aquellos alejados de cualquier identidad partidaria y los que ejercen la profesión siguiendo al club de sus amores y siendo especialistas en ellos.
Los primeros están condicionados en general; no todos, en expresar sus opiniones en libertad. La AFA, las autoridades de los clubes y los mismos jugadores, limitan sus opiniones, impidiendo un análisis completo de las desventuras del fútbol local. Sobrevuela una especie de autocensura.
Si se habla o escribe de más, hay límites impuestos por las instituciones y los jugadores los excluyen de su lista para ser entrevistados o consultados.
La mayoría de los periodistas partidarios, sobre todo los de Boca, se envuelven en el ambiente de la hinchada autocelebratoria y en el manejo de autoridades y jugadores.
Su desempeño en el Mundial de Clubes frustrado, tuvo patetismo en algunos. Entremezclados con los fanáticos en las playas de Miami, acompañaban con sus notas “el espíritu triunfalista fundado en casi nada” y alejados de su mirada objetiva y racional. Algunos dieron verguenza ajena.
Frustración y esperanza abortada rápidamente quedaron con el paso de los equipos argentinos por el Mundial de Clubes.
Pueda que dirigentes, jugadores y simpatizantes, más comprometidos los fanáticos, tomen nota y aporten racionalidad e inteligencia a la pasión nacional. Ya la realidad diaria viene siendo muy dura hace años. Que no sea sólo el seleccionado nacional, con jugadores que juegan en el extranjero, el único que brinde alegrías al pueblo.
El fútbol doméstico es el de todas las semanas y ese está en deuda con la pasión del hincha leal y permanente.