Cada vez sucede con más frecuencia. El aumento mundial del tráfico aéreo y la intensidad del mismo en algunas ciudades en particular, generan desde esperas en turno en el aire para proceder al aterrizaje hasta emergencias de diversa gravedad.
Adicionalmente se debe mencionar el trabajo del operador aéreo, estresante por sí mismo y agravado por la cantidad de vuelos que monitorean simultáneamente. Incluso ha disminuido en todo el mundo la cantidad de operadores con expertise suficiente.
Específicamente nos vamos a referir a un vuelo de Air Europa que partiendo de Madrid tenia como destino Miami.
Prácticamente aterrizando, el avión imprimió mucha potencia a sus turbinas y volvió a ascender. Una vez tomada altura , la comandante, claramente perturbada , se disculpó y comunicó a los atribulados pasajeros que el brusco ascenso se debió a” la existencia de un avión en la pista”.
Podría haber ocurrido un accidente muy grave en caso que el avión de Air Europa completara su maniobra de aterrizaje.
Consecuencias ciertas, reiteramos, de un abundante tránsito aéreo y los avatares del trajín diario de los controladores. El problema es que en los aviones viajan cientos de seres humanos , que confían en los aviones y en todo lo que rodea sus operaciones.
Igualmente , hace unos días, un avión de Latam que cubría la ruta Madrid/Santiago de Chile también muy próximo a tocar pista, precipitadamente tomo altura. Aves, pájaros sobrevolando la pista ponían en peligro la operación final de descenso. Luego de media hora de espera sobre el aeropuerto internacional de Santiago y ante la persistencia de la dificultad y la escasez de combustible, el avión emprendió vuelo hacia Mendoza, como aeropuerto alternativo, dónde aterrizó.
Otras dos aeronaves, una de Iberia y otra de Delta Airlines, en la misma semana, tuvieron el mismo inconveniente del Boeing Dreamliner de Latam y debieron desviarse al aeropuerto mendocino.
Dato adicional: 16 pasajeros de la aeronave chilena, que tenían como destino final Mendoza, previa escala en Santiago, no fueron autorizados por el encargado de operaciones de Latam en Mendoza a descender en su destino final.
Clara falta de empatía y practicidad de Fernando Zapata y de la compañía Latam.
Obligaron a volver a Santiago a los viajeros, perdiendo la conexión prevista y convirtiendo un viaje de por sí extenso , de una duración de 12/13 horas en una travesía de 27 horas.
Las Asociación Internacional de transporte Aéreo( IATA) y/o la OACI( Organización de Aviación Civil Internacional) deben tomar cartas en el asunto porque estas emergencias cada vez más frecuentes y que son reportadas oficialmente, traen falta de previsibilidad y
peligro al tránsito aéreo.
Miles de pasajeros, diariamente, confían en la idoneidad de instituciones, empresas y personas que controlan y gestionan el transporte aéreo.