Se anunció para el próximo viernes la llegada de Horacio Rodriguez Larreta, en el escenario de la campaña electoral, para respaldar a Alfredo Cornejo. Va a participar también el gobernador Rodolfo Suarez y los tres dirigentes realizarán varias actividades.
Omar De Marchi fue durante casi un año el armador político de Horacio en todo el interior del país, dándole peso y volumen político importante a su precandidatura a presidente de la Nación. Tarea ardua, compleja y sacrificada. Llevarla adelante significa vivir mucho tiempo arriba de aviones para cubrir la larga extensión geográfica del territorio nacional.
Tema aparte son las trenzas, discusiones, acuerdos, agachadas y demás sutilezas que conlleva ser el “armador” de tan importante misión.
También es lógico suponer la cercanía entre ambos dirigentes planteando estrategias y acordando entre ellos numerosísimas cuestiones. Sin bases principales comunes y afecto personal, la labor resultaría imposible de llevar adelante. Relación estrecha y de confianza absoluta.
Pero en política esas afinidades, cercanías y también lealtades no son fundamentales y pueden durar lo que un suspiro.
Bastó que De Marchi decidiera competir por la gobernación de Mendoza para que todo el andamiaje de Juntos por el Cambio y su versión mendocina Cambia Mendoza se le volviera en contra y le cayera encima. Puede resultar lógico porque “ la unidad ante todo”, habitual afirmación cambiemita,debía ser preservada. Los más furibundos fueron los “ perdedores” del Pro mendocino , como el timorato y oscilante Pablo Priore y su ascendente aliada Hebe Casado, acusándolo de usurpador del partido y de colaborar con el kirchnerismo.
Hebe Casado sacó premio mayor: la candidatura a la vice gobernación.
También los radicales de Mendoza, con Alfredo Cornejo y Rodolfo Suarez personalmente involucrados, realizaron ingentes gestiones ante la conducción nacional de Juntos por el Cambio, en pos primero de evitar la candidatura de De Marchi y luego, no conseguido el objetivo, intervenir el Pro mendocino y apartar al díscolo.
La tarea fue fructífera, el Pro provincial intervenido y el candidato lujanino apartado. Patricia Bullrich fue proactiva y funcional y Horacio también actuó con esmero y convicción.
Ese es el punto. Lealtad a medias. Es entendible la adopción de medidas fuertes y cohesión interna en pos de un interés común superior.
Lo que asombra y pone en foco los valores de algunos políticos es la sobreactuación y el envío al exilio. Eso es lo que hizo Horacio Rodríguez Larreta con De Marchi.
Omar pasó a ser palabra prohibida para Horacio y su entorno íntimo. De toda la confianza y el apoyo total a la “nada absoluta”. Ni olvido ni perdón. Es más, sobreactuación. No parece trascendente el nuevo apoyo explícito con viaje a la provincia incluido, de Horacio a Alfredo. No como para mover la aguja. Luce como un mayor castigo al rebelde.
Pero así parecen ser las reglas de algunos dirigentes. De persona de entrañable confianza a desterrado total . Como si el excluído hubiera cometido un hecho deleznable o de naturaleza imperdonable, merecedor del máximo castigo. La oscilante vara de medida de lealtad de Rodriguez Larreta.
Difícil de entender para ciudadanos comunes.