Los mendocinos, desde añares, tienen fama de ser” conservadores en su estilo de vida y también políticamente, con conductas y accionar que influyen sobre el contexto social”.
Es necesario aclarar sobre estas creencias, que en nuestra opinión son erradas y quedaron superadas hace tiempo y con contundencia.
Mendoza prohibe la reelección del gobernador y también puso límites a la perpetuidad en el cargo de los intendentes. Existe la” ley de ficha limpia”, que prohibe presentarse como candidatos a quienes estén condenados por delitos varios, aún cuando la condena no estuviera firme. Ley de avanzada en el país.
En la reciente elección debutó” la boleta única”. Reaseguro casi total para evitar el fraude electoral.
También está vigente la ley de extinción de dominio, aplicada concretamente en el caso del ex intendente de Guaymallén, Luis Lobos.
Todas estas instituciones escasean en el país y diferencian positivamente la provincia en el marco total del país, y son completamente alejadas del “conservadurismo” señalado.
En contraprestación aparecen miserias, conductas, agresiones, acciones institucionales y políticas no habituales y que ponen sombras en la institucionalidad y clima político provincial.
El transfugismo político no es habitual en Mendoza. Su ejercicio no constituye delito, pero si disminuye la credibilidad de los tránsfugas y aporta imprevisibilidad al análisis y mirada ciudadana.
La movilidad de políticos de un espacio a otro no son infrecuentes.Lo que diferencia al tránsfuga, es la sorpresa e inesperado del cambio y el giro de 180 grados en la concepción política del sorpresivo giro. Un caso emblemático fue el del conocido pediatra Eduardo Lorenzo, electo legislador por Pro y que sorpresivamente transfugó al kirchnerismo, dando origen al término” borocotización” para señalar el salto político repentino.
Las consecuencias de los cambios políticos sorpresivos e inesperados se dirimen, con aprobación o rechazo en las urnas. Ese es el exclusivo camino correcto.
Lamentablemente en Mendoza el camino se ha torcido y en forma negativa y con hechos peligrosos y delictivos.
Daniel Orozco, intendente de Las Heras y con claras intenciones de ser precandidato a gobernador por Cambia Mendoza, de un día para otro, se sumó a Omar De Marchi y como candidato a vicegobernador por Unión Mendocina. Una verdadera explosión.
Por este cambio fuerte, la reacción de varios integrantes de Cambia Mendoza fue propia de las indeseables prácticas en diferentes lugares y zonas del país.
Las Heras en particular se convirtió en la verdadera cloaca política propia. Quién hasta ayer era el mejor intendente del departamento desde 1983, pasó a ser el peor, el más ineficiente y con claros indicios de corrupción. Renuncias esténtoreas con denuncias varias, apartamientos de “no leales”, sabotajes informáticos, afirmaciones concretas de hechos de corrupción y hasta denuncias de delitos sexuales proliferaron por todos los lados de la grieta. Periodismo elegido difusor privilegiado.
El hecho más grave sucedió ayer. Janina Ortiz, funcionaria de jerarquía y pareja de Daniel Orozco, fue agredida sorpresivamente y con violencia y cobardía por un hombre corpulento al grito de” levanta la denuncia contra Lo Presti”. Está hospitalizada. Las sororas feministas en silencio.
Mendoza en modo cloaca. Urge recuperar la tranquilidad, el equilibrio y la prudencia política. Discusión y disenso fuerte, pero con propuestas concretas es el camino correcto. Prohibidas las agresiones físicas, los agravios y las injurias.
Permitidas todas las denuncias judiciales con sustento. Especialmente necesario; la actuación pronta, pero equilibrada, del Ministerio Público. Obviar el evidente sesgo oficial. Descartadas las operaciones amarillas periodísticas.
Mendoza tiene antecedentes claros y suficientes de conducta democrática institucional. No la emparentemos con Chaco, Formosa, Santiago del Estero, el Jujuy de hoy, Santa Cruz, el sorpresivo San Juan actual.
Destapemos la cloaca con rapidez y convicción democrática.