Desde Criterio venimos sosteniendo acerca de la necesidad imperiosa de concurrir a votar. El incremento de ciudadanos que no se han acercado a las urnas en las elecciones provinciales es una clara señal de apatía, hartazgo, desánimo y disconformismo en una porción importante de la población.
Ese no es el camino. En esta oportunidad trataremos de exponer razones de fondo y también motivación práctica de la necesidad y responsabilidad de votar en las cercanas elecciones.
A) Nuestro sistema de democracia representativa: en democracia el poder reside en cada ciudadano. En nuestro país, con el sistema representativo, delegamos nuestro poder en aquellos a quienes votamos. Poder delegado en quienes confiamos nos representarán con idoneidad y ética.
No concurrir a votar significa que no estamos delegando nuestro poder en nadie.Se produce un vacío que puede favorecer a inescrupulosos, a personas inidóneas , a aventureros e incluso a quienes desde adentro del mismo sistema van a trabajar para atentar contra la democracia representativa republicana.
Hay demasiada vocación e interés autoritario, en quienes proclamando defender y representar al pueblo, sólo pretender horadar la República democrática con intención autoritaria limitativa de la libertad.
Pierden el país el pueblo y se pone en riesgo la libertad, ausentándose de las urnas.
B) La gravedad de la crisis social, económica, política e institucional: los mismos motivos que desalientan a numerosos ciudadanos a expresarse con el voto en las urnas, son la causa fundamental por la que debemos votar. No se puede seguir en este nivel de depreciación colectiva.
La pobreza en índices superiores al 40% y en aumento, una inflación persistente y ya en niveles superiores al 100%, alumbran una situación económica social alarmante e inaceptable.
Agrava el panorama una educación con graves problemas de infraestructura edilicia y de tecnología, con educadores con salarios misérrimos en algunos casos, sin vocación de maestros en otros, sino actuando en carácter de militantes partidarios y con representantes gremiales que en numerosos lugares no representan los legítimos interese de los maestros, sino su ideología política.
NI HABLAR DE LA SALUD PÚBLICA NI DE LA INSEGURIDAD REINANTE. Con esta realidad acuciante es inadmisible ausentarse de las urnas.
Expresemos con contundencia y seguridad nuestra opinión, ejerciendo la cuota de poder que la democracia representativa nos asigna. Cada voto vale y es una expresión de voluntad popular en el sentido de que país deseamos y en quienes depositamos el deber de cumplir con lo pretendido.
C) En ésta elección es imprescindible sostener y reforzar la República Democrática: son muchas, demasiadas, las voces e intenciones de sustituir el sistema republicano existente.
Un unitarismo del poder central exacerbado, en desmedro del federalismo constitucional, es uno de los signos negativos que pulula en la discusión política.
En el mismo sentido se debe señalar el ataque a una Justicia verdaderamente independiente. Son variadas las instancias y tentativas en ese sentido. Ha ayudado, lamentablemente, la propia conducta de parte de la misma Justicia que hay que defender. No hay República sin justicia independiente. Se necesitan jueces probos, honestos, no militantes ni absolucionistas in extremis.
Reiterando, el grave momento y el poder que cada ciudadano detenta, demandan la concurrencia a votar.
Que se ejerza en libertad con la convicción de apoyar la República Democrática. No al autoritarismo de cualquier tipo, ni a la indiferencia irresponsable ciudadana. Es tiempo de expresarse responsablemente con el voto.