El vértigo de la realidad contemporánea no fue ajeno para la política. Salvo las sociedades autocráticas totalitarias, en varios países del mundo libre los frentes o alianzas se constituyeron por encima de los partidos políticos únicos y tradicionales. Resisten EEUU e Inglaterra. Republicanos y demócratas en el país del norte. Tories y laboristas en el monárquico Reino Unido.
Argentina no escapó a esta tendencia. El peronismo, obviamente lo practicó a su manera y lo llevó a la práctica en una mezcla difícil de catalogar. El partido Comunista ha formado parte de las distintas coaliciones electorales que ha ido conformando el justicialismo a través del tiempo. Agua y aceite. Sólo en los papeles, obviamente.
Cambiemos fue el frente electoral que llevó a Mauricio Macri al poder. Se quedó también en la conformación de la coalición electoral. En el ejercicio del mando, el poder se concentró en el Pro y en su núcleo concentrado y duro de dirigentes. La experiencia no fue fructífera.
Cambia Mendoza: la alianza que gobierna Mendoza desde 2015 es el foco de análisis. Alfredo Cornejo hace prácticamente diez años pergeñó con inteligencia una alianza para desalojar al PJ del poder Luego de desplazar las diversas corrientes internas del radicalismo para conducirlo con autoridad exclusiva, con paciencia y eficacia conformó la variopinta alianza Cambia Mendoza.
En ella se agruparon Libres del Sur desde la izquierda, el ya venido a menos Partido Demócrata, más conservador que liberal, la versión mendocina naciente del Pro y el partido comunal sancarlino Unión Popular de Jorge Difonso, que abrevaba en el orden nacional en el Frente Renovador de Sergio Massa, entre los más importantes. Sumaron varias agrupaciones más, pero la mayoría de menor relevancia electoral. La Coalición Cívica aportó prestigio republicano por encima de votos.
Salvo Libres del Sur las otras representaciones políticas se han alejado de Cambia Mendoza. En algunos casos el apartamiento fue con un portazo ruidoso.
¿Cuales han sido los motivos esenciales de la fractura? Las disidencias son variadas pero se pueden sintetizar en un par las más importantes.
1) El eclecticismo en la misma conformación. Confluyeron en Cambia Mendoza partidos e ideas, que requerían de mucha practicidad política y de fina sensibilidad ideológica para amalgamarla. No se trataba sólo de repartir algunos cargos o funciones, de disímil importancia.
La convivencia de dogmáticos antimineros liderados por Jorge Difonso, que para más era funcional en el orden nacional a Sergio Massa, aventuraba un interés sólo sumatorio de votos y lejano de cualquier acuerdo en ideas de fondo.
El tradicional Partido Demócrata, en caída libre de adhesión popular, no era susceptible a permanecer como un simple partenaire de ocasión, que fue lo que sucedió en la realidad. El choque con la Coalición Cívica y su representante más relevante, Gustavo Gutierrez, ocurrió desde el comienzo.
La más notoria se fue cocinando con el transcurso del tiempo. El Pro mendocino, liderado por Omar De Marchi fue creciendo con el correr de los años, y también florecieron disidencias entre Alfredo Cornejo y el ex intendente de Luján y actual diputado nacional. Cuestiones de fondo y forma se sumaron en la disputa. Algunas fuertes y que se empezaron a hacer públicas.
Diferencias de fondo, algunas muy difíciles de conciliar ejerciendo el poder. Incluso no hubo esfuerzo que se notara en lograrlo. Consecuencia previsible.
2) El ejercicio del poder: en Cambia Mendoza el modo de ejercer el poder recaló en exclusividad en Alfredo Cornejo y en los dirigentes de su confianza personal. Accedido Rodolfo Suarez a la gobernación, muchos funcionarios de la gestión Cornejo permanecieron en sus cargos, como muchos legisladores de ambas cámaras le eran afines. Cornejo y Suarez ejercieron el poder en modo casi exclusivo.
Los empresarios sumados últimamente a la alianza para el nuevo proceso electoral, con prudencia y en voz baja se quejan en sentido similar. Poco escuchados y no tenidos muy en cuenta. Promesas a futuro.
Cambia Mendoza fue una alianza electoral para sumar votos y prácticamente nula en el ejercicio del poder. El gobierno fue radical casi en exclusividad. El mismo sino de Cambiemos en el orden nacional, teñido de funcionarios amarillos puro del Pro en la cercanía de Mauricio Macri.
El resultado estaba sellado si no había cambios esenciales y renunciamiento al control total. No sucedió y la coalición electoral implosionó. Demócratas, Pro en su gran mayoría, Difonso y su partido y la Coalición Cívica están afuera y en la vereda de enfrente.
3) Sueños de poder: es legítimo. Quienes se dedican a la actividad política aspiran a lo máximo. Lo que puedan conseguir por su propia capacidad y lo que la realidad, la suerte y el destino les provea. Pero siempre aspiran al premio mayor. En Cambia Mendoza la construcción no estaba orientada en ese sentido. Liderazgo fuerte, personal y poco compartido. Escaso para las apetencias personales de varios dirigentes.
Si se le suman las diferencias ideológicas de fondo, no laudadas y las diferencias institucionales en el manejo del poder, el resultado era previsible.
Hoy la elección enfrenta a los que se separaron de la coalición con quién la armó. El peronismo kirchnerista parece estar fuera de la disputa. Impensable hace un año. La ciudadanía decidirá. Alfredo Cornejo aparece como favorito, pero no con claridad y seguridad.
Quién resulte electo gobernador debe tener en cuenta la experiencia fallida. No alcanza con alianzas electorales. El futuro reclama ideas modernas, cambio de paradigmas y acuerdos y consensos con quienes abrevan de la democracia republicana y aman la libertad.