Lo usamos a modo de parafraseo.“La suerte está echada” expresó Julio César cuando se disponía a atravesar el río Rubicón, límite de la Galia Cisalpina con Italia, hecho prohibido bajo pena de ser considerado enemigo público. César iba a enfrentar al Senado y Pompeyo y también a la República.
El país está atravesando el Rubicón. El dramático ajuste ortodoxo brutal es para evitar la hiperinflación, expresó el presidente Javier Milei en un vivo por Instagram. Directo, sin anestesia y prometiendo transitoriedad en varias medidas, porque “ no nos agradan a los libertarios”.
”Es para evitar la catástrofe” repite con insistencia el vocero Manuel Adorni. En nuestra opinión la catástrofe ya está presente. Uno por ciento de inflación diaria.
El Rubicón del ajuste hay que atravesarlo. Es posible discutir como realizarlo, las distintas maneras de llevarlo a cabo, pero aparece como inevitable.
Llegamos a esta instancia de ajuste ortodoxo dramático luego de que “el último conductor del trío integrado por Ella, la Jefa, el finalmente intrascendente Alberto y el piloto superpoderoso, irresponsable y voraz sin límites ni ética,Sergio, nos dejara con 200% de inflación y tarifas congeladas, el dólar de 60 a 1.000 pesos, 45% de pobreza y en aumento y 10% de indigencia. Síntesis apretada de muchas más calamidades existentes, Plan Platita y la corrupción de las Sira, entre otras varias.
Se avecina un semestre de dolor, calamidades, sufrimiento y tensión máxima. No es gratis el desatino y las calamidades que durante más de 70 años hemos cometido, permitido y aguantado los argentinos.
Estanflación se avecina para evitar la hiperinflación. Alta inflación con recesión.
Todavía no hay plan estabilizador ni tampoco plan económico. Son hasta ahora medidas de urgencia, que salen en cascada y de ajuste. Con urgencia el pueblo necesita conocer los otros planes. Por ahora el mercado aprobó; se verá más adelante; es demandante y quisquilloso.
Alumbra para lunes o martes un super DNU, que anticipa una inmensa desregulación. Nunca antes vista. Algunas se pueden realizar por vía administrativa, otras requieren trámite parlamentario.
El país votó mayoritariamente un cambio y con ajuste doloroso. El presidente lo anunció y prometió como candidato y el pueblo lo votó. Lo repitió en su discurso de asunción. La situación era y es dramática, se comenzó el cruce del Rubicón y el sufrimiento está presente y en tránsito por aguas peligrosas. Pueda que Argentina lo atraviese, pero en sentido contrario al de Julio César. Para asentar la República Democrática y alcanzar la normalidad.
De atravesarlo con éxito debe existir otro Nunca más.
Nunca más al populismo irresponsable, al autoritarismo político y corporativo, a la corrupción reinante e impune, al adocenamiento del pueblo, al reinado de la ignorancia, permisiva del manejo a antojo, al gasto desenfrenado e irresponsable, al reino de la soberbia y el patoterismo, a los beneficios de la casta.
A la falta de trabajo digno y la proliferación de planes sociales, fuente de excesos, corrupción y dependencia servil.
Los argentinos necesitamos vivir en la normalidad, excesos insoportables, Estado inútil, corporaciones privilegiadas, sin parches, excentricidades, corrupción al por mayor, inventos alocados ni ficciones insólitamente presentadas como realidades.
Acechan circunstancias e interesados obstinados, mal intencionados y peligrosos en evitar todo tipo de normalidad. Abrevan hace años de la ilegalidad, el delito y las conductas desviadas.
Simple sentido común hace falta. El más común de los sentidos. Lamentablemente ausente durante largo tiempo.