Los casi tres meses de gestión del presidente Javier Milei han transcurrido en medio de un vértigo sostenido in crescendo, sorpresas continuas, tensiones, protestas, oposición y rechazos por todas las vías por variados críticos y sostenidamente por los cultores y ejecutores del desastre que dejó el país en el subsuelo de la decadencia actual.
Obviedad inevitable: el acompañamiento con el voto a Milei fue la consecuencia lógica del rechazo o impugnación(como acertadamente definió Carlos Pagni) a una clase política general incompetente que lideró el desvarío continuo nacional durante los últimos 80 años, con escasas y breves excepciones. Emergente el León libertario,fulminante e inesperado.
Su irrupción en tiempo relámpago fue la respuesta de un 56% de la población a la necesidad de pautas lógicas y racionales en la conducción, dentro de la democracia republicana, de los destinos de la Nación.
Deseo mayoritario de poner fin al populismo autoritario, al relato falso y vergonzante, a la destrucción de la economía con un intervencionismo creciente y regulatorio por parte de un estado voraz e insaciable. Emprendedores desalentados, inversores ahuyentados, aislamiento del mundo libre y acercamiento a represores autoritarios y antidemocráticos.
Educación promoviendo adoctrinamiento y generando cuasi ignorantes fácilmente manipulables. Delincuentes “víctimas inocentes” asistidos por jueces garantistas y abolicionistas adherentes a la teoría de Eugenio Zaffaroni, impulsor de la teoría negacionista del Derecho Penal. Ciudadanos inseguros a merced de delincuentes “víctimas” de la sociedad injusta y excluyente.
Todo un dislate inconcebible que nos depositó en la catástrofe actual con el agravante de estar enmarcada en una corrupción generalizada, permitida por aprovechados cómplices o aguantada en un silencio y pasividad de corderos, por argentinos increíblemente sumisos y permisivos.
El “loco” puso en jaque y a velocidad inusitada todo “el orden instalado e impuesto”. Los ingenuos(entre comillas) comunicadores y un vario pinto de progresismo retardatario o de buenas almas poco atentas, aunque también cultores del cambio, rápidamente pusieron el grito en el cielo de que el esfuerzo excluía a la maldita casta apuntada con persistencia y ahinco por Milei. De usar la licuadora lo acusaron dejando en el olvido la motosierra que portaba desafiante durante la campaña contra la casta.
Perjudicados los siempre sufrientes jubilados y la clase media.
Están en silencio ahora, cuando la casta tocada por la motosierra reaparecida, patalea con fuerzas. Apresuramiento indebido, ahora desaparecido del debate público.
Afirmación necesaria: el estado de desastre en que está sumido el país requiere de medidas lógicas, racionales y probadas en el mundo occidental y libre, apartadas del desvarío de larga data y que requieren de precisión de relojería suiza en la gestión, capacidad de convencimiento, liderazgo por adhesión, confianza colectiva y la mayor justicia y equidad en el esfuerzo. No es sencillo ni de rápida y fácil solución. Tampoco se deben cometer errores de principiante.
Es de irresponsables, apresurados, intrépidos y poco competentes no tener en cuenta todos los graves condicionamientos preexistentes.
Milei emprendió un camino, que nunca ocultó sino lo anunció explícitamente, de ajuste fiscal veloz y brutal y de contracción monetaria en pos de acabar lo antes posible con la sostenida y creciente inflación,”reina de la Argentina” durante largos años y devoradora de esfuerzos, trabajo, sueños y futuro.
La mayoría sigue considerando que la orientación es la correcta. Están en discusión, con lógica y razonabilidad en una República democrática, algunas medidas, falta de acción en ciertas áreas, funcionarios populistas e incluso”camporistas” que continúan en sus cargos, ausencia de equipos en diversos sectores y también lo que señalan algunos economistas, ausencia de un plan económico integral. Todo aceptable y previsible.
El cimbronazo es muy grande, el esfuerzo se hace sentir y más en sectores de la sociedad que ya venían sufriendo hace tiempo y donde se exige un sobre esfuerzo. Las necesidades apremian y las urgencias demandan.
Milei y su cambio, que esperemos por el bien general, sea positivo, hace crujir el país. Es lógico y entendible.
Enfrente los de siempre, populistas autoritarios, corruptos y beneficiarios del desquicio de tantos años, apresurados, no sólo se oponen, sino que ponen en marcha el helicóptero los más explícitos, mientras ya trabajan en el juicio político otros veloces y temerosos de que a Milei le comience a ir bien en su lucha contra la implacable inflación.
En paralelo empiezan a sentir el rigor de la desaparición de prebendas, fondos discrecionales, organismos burocráticos innecesarios, curros de toda especie y volumen, subsidios variados, privilegios de choferes, viáticos, viajes, millajes indebidos. La casta tocada.
Todo obvio y dentro de lo esperado. ¿Que se pretendía? Que no hubiera crujimiento.Imposible.
Lo obviable:. Está claro que salir no va a ser fácil y eso considerando que se logre. Igualmente va a ser doloroso y de duro tránsito.
Hay que obviar acciones, gestos, hechos, palabras, totalmente inconducentes, que no colaboran a solucionar la gravedad de la situación y por el contrario, innecesariamente, agregan dificultades y tropiezos a la tarea.
No todos son delincuentes, no todos se oponen por oponerse, no tiene Milei ni su reducido equipo cercano la verdad infalible ni están a su alcance todas las soluciones. Necesita compañía de sectores afines para la necesaria e imprescindible gesta inmensa emprendida.
No todos los legisladores son ratas, aunque numerosos son ineptos y obstructores. Se requiere de mayorías indispensables para instalar el cambio necesario e inevitable.
La opinión pública se impactó negativamente y lo hizo saber ante el aumento en la dieta de los legisladores. Con los elevados índices inflacionarios no resulta exagerado el monto retributivo. Si lo es cuando en paralelo se lo compara con las retribuciones a jubilados y otros postergados, cuando se conoce el número de asesores excesivo que acompañan en su escasa tarea durante el período legislativo a numerosos diputados y senadores. Aparte son la casta
Igualmente resultó sorpresivo y contradictorio el aumento por decreto a la remuneración del presidente y los funcionarios políticos del poder ejecutivo. Estéril la confrontación por la red X entre Cristina y el presidente. Idas y vueltas, contradicciones, epítetos y errores. Todo marcha atrás apresuradamente.
Todos los políticos, del presidente al último funcionario, deben tener presente que el término casta, impuesto por Milei, está en el foco de atención y repudio por la ciudadanía en general.
Está en pleno debate una nueva Ley Bases reducida, acotada y acuerdos para llevar a buen puerto el Pacto de Córdoba, con 10 principios inobjetables y necesarios. Algo inédito en los 40 últimos años de democracia.
También en juego imponer nuevamente el impuesto a las ganancias a partir de la percepción de 1.800.000 pesos y el remanido atraso a las jubilaciones y como restaurar el atraso dañino en sus montos. ¿ Se va a obviar en la recomposición el elevado índice inflacionario de diciembre y enero? En discusión.
Siempre estuvo en el imaginario y conocimiento colectivo el desvarío, la torpeza , la hipocresía e incluso alguna conducta delictual alrededor del ejercicio del poder. La casta total en acción puesta ahora a la luz pública.
La irrupción de Milei a la presidencia y su vocación por reducir “con motosierra” la grasa que engordó a límites inmensos el Estado, ha dejado en evidencia que los excesos, tropelías y desdén de la política carecía de límites, se resiste en algunos sectores y aún persiste en otros.
Debe ser Javier Milei especialmente, prudente, inteligente, firme y sagaz, no intempestivo, categórico sin matices, agraviante. Consensuar sin ceder lo que no corresponde. Es correcto no negociar el déficit cero y por ende racionalizar el inmenso Estado Leviatán alimentado con intencionalidad e irresponsabilidad durante años.. Se debe lograr con ayuda de quienes quieren ayudar, sin denostar ni ofender en general.
Están todos los frentes abiertos y son incontables y complejos los que hay que abordar. Simultáneamente Rosario sangra atravesada por el narco asesinando inocentes y dando testimonio atroz de que no está dispuesto a ceder un centímetro ni permitir el endurecimiento en el trato carcelario a sus líderes y sicarios arrestados. El narco tiene un ejército de sicarios dispuestos a devolver sin piedad ni límites la acción del Estado.
Hay que obviar los excesos “obviables” que ponen en peligro el rumbo correcto. Son demasiadas las acechanzas y los peligros por la situación heredada, más el accionar de los autoritarios populistas de siempre y los numerosos corruptos, que ante el cambio propuesto y en marcha, quedan apartados, excluídos y hasta culpados por sus delitos.
Hay que reducir al mínimo o a cero los errores propios. La situación es muy grave, sufren millones de compatriotas y el sino continuo de fracaso y decadencia debe torcerse y revertirse. Por el bien común.