Causa impacto cuando en actos públicos con presencia de las máximas autoridades se producen gestos, acciones, omisiones o palabras desproporcionadas, indebidas o innecesarios.
Eso ocurrió en el Tedeum del 25 de mayo del día de hoy, celebrado en la Catedral Metropolitana.
El presidente Javier Milei dejó con la mano extendida a Jorge Macri, alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, quien quedó con un gesto expresivo del mal rato sufrido e ignoró a la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Las formas en la vida diaria no son desechables y menos entre figuras públicas importantes y en medio de una tensión creciente, tras tantos años de desvaríos y derrumbe y en medio de cambios resonantes..
El destrato y los desplantes intencionados no suman nada, aunque quienes son el blanco directo del agravio sean adversarios o personajes que se hayan apartado de las ideas básicas de quien niega a la vista de todos la simple formalidad de un saludo protocolar.
La tensión que vive el país no necesita echar más combustible al fuego y las convicciones, ideas y el propósito cierto de medidas y acción de gobierno no se efectivizan ni consolidan con desprecios evidentes y malos tratos a la vista de todos.
Siempre prevalecen las mejores ideas muy bien gestionadas, con convicción, seguridad y firmeza, sin necesidad de acciones o gestos públicos de ninguneo alejados de normas básicas de convivencia.
Innecesario, excesivo e inconveniente. El presidente hace siete días tuvo un triunfo importante, aún con baja importante de ciudadanos concurriendo a sufragar, para convertir a la ciudad victoriosa para El,por un momento y en el templo, a la ciudad de la furia.