Hace más de 70 años que en la discusión pública han prevalecido las ideas que no sustentan la trascendencia e importancia de la democracia republicana. La corporación política predominante durante la vigencia de la democracia , con sus diversos estereotipos, según las necesidades y la época, han privilegiado un discurso y un relato contrario a las ideas de libertad y de República Democrática.
No debemos caer en una Argentina resignada en el propósito republicano.
Nacional socialismo, nacionalismo de derecha, socialismo nacional de izquierda, izquierdismo revolucionario, neoliberalismo sólo por necesidad y conveniencia, populismo autoritario, han sido las disímiles y hasta contradictorias ideas que han predominado, en detrimento de la democracia republicana.
Impuesto un ripequeteo constante y apelando a todos los medios, incluso utilizando toda la comunicación del Estado como propia y partidaria, el autoritarismo en sus diversas variantes, ocupó el centro de escena del debate.
Acompañaron intelectuales de izquierda y los denominados progresistas,organizaciones armadas y sus herederos en ideología, organismos de derechos humanos, gremialistas millonarios eternizados, empresarios prebendarios y también los negados a competir. También sectores garantistas y abolicionistas del Derecho Penal y jueces, periodistas, maestros y educadores militantes.
Ultimamente se sumaron grupos piqueteros oficialistas cuyos líderes atienden en los dos lados del mostrador: demandan y entregan al mismo tiempo, ultrafeministas e igualmente los defensores a ultranza de la identidad de género. Retardatarios, violentos, dogmáticos extremos, privilegiados, oportunistas de ocasión y progresistas que atrasan.
Control total y absoluto del Estado y sometimiento de las instituciones de la sociedad , obedientes del poder, en silencio y sin ninguna posibilidad de disentir.
Todo aquel que expresó o exprese en la actualidad disenso o contradicción al pretendido discurso único era y es tratado de manera estigmatizante. Los apelativos con los que se señalaba y señala actualmente a los no propios o colonizados son variados y de todo tipo. Gorila, antipatria, antinacionalista, cipayo, proyanqui, vende patria son algunos de los términos más usados para cancelar y someter al destierro en el propio país, a quienes abogan por un republicanismo popular democrático.
Cancelación absoluta es el objetivo principal. Lo han logrado en gran medida.
Este desvarío,que en la actualidad nos muestra al país transitando una verdadera tragedia económica, educacional, de falta de seguridad y con una salud pública cuasi inútil, es el correlato del discurso impuesto y de la claudicación de quienes abrevan en la libertad republicana. Defección propia.
Defección que debe ser salvada con voluntad, persistencia y el coraje necesario para poner en el centro de la escena el debate por la libertad y la democracia republicana. No se puede ceder más ni seguir abdicando. El estado de la Argentina lo necesita y reclama.
En contadas ocasiones prevalecieron ideas no populistas. Alfonsín fue un paladín de la libertad, y una gestión deficitaria truncó una opción de asentar la República. De la Rúa no tuvo la convicción ni la compañía siquiera de los propios para ser base sólida del debate republicano. Macri, fue el intento más sustancioso, pero su fracaso económico diluyó toda posibilidad.
Es tiempo hoy, al margen de toda pertenencia o adhesión política, de que todos los que creen en la República democrática y abrevan de la fuente de la libertad planteen la discusión y defensa de estas ideas; sin tapujos, sectarismos o temor.
Hay que confrontar en el mundo de las ideas y el debate colectivo al populismo autoritario. La encrucijada es un país feudal o democracia.
La contradicción está latente: República o autoritarismo, Libertad o pensamiento único. Adhesión o sumisión. Pensamiento crítico o aceptación silenciosa impuesta.
Es tiempo de bregar por la libertad y la democracia. Con ideas expresadas con convicción y difundidas y sostenidas en todo tiempo y lugar. Hay que bregar por la Republica Democrática y defenderla; en serio.