Vertiginosas y turbulentas han sido las dos primeras semanas de Javier Milei como presidente. Fiel a su estilo, pero con algunas particularidades que se pueden señalar.
No había equipo y todavía no se completa y si bien la idea central estaba clara y se confirma a diario, falta un programa completo de estabilización y crecimiento. Está en formulación rápida afirman voces oficiales. Hasta ahora es un plan de emergencia.
Es imperioso conseguir perdurabilidad en el tiempo.
Luego del tremendo ajuste fiscal, anunciado por el ministro Caputo, rápidas voces señalaban que otra vez lo peor recae sobre los privados. La Casta a salvo, proferían apresurados.
El mega decretazo, DNU, inspirado en un elaborado trabajo llevado a cabo por Federico Sturzzeneger y un numeroso equipo y consolidado con ideas del equipo libertario, es el mayor intento desregulador de la economía que se recuerde. La Casta, el sindicalismo, los laboratorios y todos los reguladores en extremo, tocados. ¿Y los ansiosos y apresurados a los dos días?
Excesivo e inconstitucional fue definido por opositores extremos y también por la UCR de Lousteau presidente, la Coalición Cívica, parte del Pro y los peronistas republicanos de Pichetto y Monzó, peronistas al fin. Objetado también por variados y numerosos constitucionalistas.
Defendido ferreamente por Rodolfo Barra, Procurador del Tesoro y por el penalista, ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, con menor efusividad y también avalado por muchos actores de la actividad económica. Quién puede dudar que hay necesidades a ser abordadas con urgencia, afirma Rodolfo Barra, seguro del buen trámite del DNU.
El presidente adicionalmente envió proyectos de cambio trascendentes al Congreso para ser tratados en sesiones extraordinarias que convocó. Son de fondo y algunos insoslayables, como la Boleta única, que pondría fin al fraude electoral.
El cambio en marcha. En profundidad, de un alcance nunca conocido y con oposición acérrima de algunos sectores, con apoyo con objeciones formales desde algunos sectores políticos que demandan intervención del Congreso, resistido desde otros, y con respaldo popular importante.
El tema es resolver el gran intríngulis para consensuar, desde el gobierno y quienes están dispuestos a apoyar, pero con mejor institucionalidad, para llevar adelante lo votado mayoritariamente.
No es cuestión simple ni fácil, porque las condiciones socioeconómicas son muy graves, los precios sin regulaciones se dispararon y los ingresos todavía no crecieron.
La inercia errada, populista y autoritaria de más de 70 años pesa y traba desde las mismas entrañas de lo establecido y desde las mentes y espíritus adormecidos de millones de argentinos.
El presidente y su equipo y quienes abrevan del diálogo y coinciden en la necesidad de cambio, con urgencia, cediendo y acordando,deben viabilizar con prontitud y la mayor sabiduría posible, el mejor camino de transformación y cambio apoyado con mayoría suficiente en la reciente elección.
No hay posibilidad de posturas intransigentes, de rigorismos de uno y otro lado, de chicanas habituales paralizantes, ni de errores ya sufridos.
ES TIEMPO DE PATRIOTAS COMPROMETIDOS, LÚCIDOS, LABORIOSOS, INTELIGENTES Y DISPUESTOS A PLASMAR, SIN VENCEDORES NI VENCIDOS, LA VOLUNTAD SOBERANA DEL PUEBLO EXPRESADA EN LAS URNAS.
El mensaje de Javier Milei, siempre fue el mismo, sin subterfugios, mentiras u opciones. Lo ha mantenido desde el primer día que asumió. Y es lo que el pueblo eligió y debe implementarse.
No a cualquier costo, hiriendo incluso la institucionalidad democrática y republicana, pero tampoco y mucho menos, oponiéndose sin encontrar los puntos de acuerdo para efectivizar lo propuesto por el presidente y aceptado por la mayoría del pueblo en libertad.
La realidad y la mayoría popular lo demandan. No vuelvan a fallar nuevamente. Lo han hecho en demasía y el resultado ha sido muy doloroso.
No hay tiempo, ni espacio, ni posibilidad en los hechos. La realidad es demasiada grave y amenazante, sin mencionar ni descuidar o desmerecer a quienes con prontitud irracional y voluntad destructora, se oponen de todas formas al deseo mayoritario. Quieren con inmediatez y sin reparar en medios, volver a los últimos 70 años y recuperar sus prebendas y privilegios. Son los de siempre y harto conocidos.