Es un karma nacional, con insistencia cercana a un actitud suicida. Argentina reitera una conducta política de su dirigencia y de gran parte de su sociedad em apartarse de prácticas y conductas criteriosas y del sentido común.
Criterio: definición según la RAE:
1) Norma para conocer la verdad
2) Juicio o discernimiento.
Regla que se aplica para tomar una decisión o determinar una verdad. Capacidad para tomar una decisión acertada.
Sentido común: definición según la RAE:
Capacidad de entender o juzgar de forma razonable.
Tan sencillo, simple y claro que los argentinos nos hemos esmerado con ahinco, obstinación inentendible y durante largo tiempo, obviar en la vida pública por parte de la dirigencia y en el transcurrir de la vida social colectiva, darle la importancia necesaria a la implementación de estos conceptos naturales y valiosos.
Todo es un contrasentido al que nos hemos aferrado casi perversamente. Veamos hechos, actitudes, conductas, situaciones concretas en el sentido incorrecto.
Ausencia de diálogo y búsqueda de consensos: inexplicablemente la norma o la regla es la confrontación o la contradicción permanentes. Vamos contra natura o contra la lógica de las relaciones. El último y demoledor ejemplo fue la frustrada ley omnibus. Oficialistas y opositores han hecho públicas declaraciones similares acerca de numerosas bondades y aspectos positivos que anidaban en el proyecto de la ley Bases. Abortado por intransigencia y falta de inteligencia, diálogo, criterio y sentido común. Perjudicados los argentinos y el país.
Es cierto que hubo oportunistas, no demasiado leales, vivos de ocasión, amantes en demasía del estatismo, cordobesismo en extremo y otras delicias , dentro de la “oposición amigable”. La respuesta oficial fue extrema, imprudente y categóricamente negativa. Alejados de la buena praxis, el criterio y el sentido común.
Documento de 33 páginas de Cristina Kirchner: hoy mismo la ex presidenta y vice presidenta de la Nación publicó un “ cuadro de situación” sobre la administración liberal de Milei. Tiene todo el derecho a expresarse y en el sentido que estime necesario o conveniente. Lo hizo a través del documento titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda”.
Asombran varias cuestiones: 1) Cristina se desliga completamente del gobierno de Alberto Fernandez. Amén de la hipocresía, sobresale la ausencia de criterio, por la falsedad evidente. Ella pergeñó y fue la artífice única del esperpento Fernández. Lo intervino con propios, se quedó con todas las cajas suculentas del país, lo criticó y limó con persistencia, apartó directa e indirectamente a sus funcionarios de confianza y finalizó dejándolo como un testimonio inútil, permitiendo que asumiera el gobierno en los hechos el ministro candidato Sergio Massa y avalando todas las tropelías del tigrense en pos de acceder a la presidencia. En el transcurso el país se endeudó como nunca. Ella fue la arquitecta y no egipcia justamente.
2) Ninguna mención autocrítica: omite con su habitual soberbia cualquier palabra que mencione error propio o crítica a la gestión del fallido Frente de Todos, devenido luego Unión por la Patria. Genia e impoluta, incluso expresa graves conceptos golpistas en su texto.
3) El pueblo vota erróneamente influenciado por los medios de comunicación malignos y hegemónicos: retahila que fatiga e insistencia en considerar a los argentinos como “ idiotas útiles manipulables, sin opinión ni voluntad propias. Insistencia de ausencia de criterio y falta de sentido común. La verdad no importa.
Propios o traidores: ante las dificultades en el avance de la ley el presidente, desde Israel, ordenó bajarla de su tratamiento. A partir de la decisión intempestiva, con ira atacó con inusual dureza a opositores que según el habían provocado el colapso del importante e inmenso proyecto de ley. De traidores los calificó. Ni tirios ni troyanos. Abundó, dando likes o retuitiando a fanáticos libertarios que citaban nombres de gobernadores y diputados apuntados como traidores. Excesivo e innecesario.
Es cierto que diputados y algunos gobernadores fueron esquivos y sinuosos en el tratamiento de la ley. Reprochable, pero no al extremo en que lo puso el presidente. El debe apelar a su mejor criterio y el sentido común. Han sobrado las intemperancias, confrontaciones, contradicciones y extremismos en las relaciones de poder. Hacen falta prudentia, diálogo, convencer y no imponer.
Insistir con la República democrática, insertarse en el mundo libre y occidental y apartarse del populismo autoritario: han sido demasiados años en el sentido contrario, desviado y perjudicial. Hay que terminar con los excesos de una economía regulada en el extremo de asfixiar la produccíón, la inversión y el ánimo de emprender. Leyes laborales modernas que fomenten la contratación y el aumento del empleo registrado, liberándose de las mafias sindicales y empoderando a los trabajadores. Poner fin a las cercanías a Maduro, Ortega, Correa, Díaz Canel, los ayatollah iraníes, los maoístas chinos y Putin. Inseratrse en el mumdo libre, democrático y apegado al respeto de los derechos humanos.
Equipos y funcionarios eficaces, eficientes y probos en la gestión: ha quedado evidente tempranamente que Javier Milei accedió al gobierno sin equipo e incluso con carencia de funcionarios propios capaces para abordar la inmensa tarea que debe llevar adelante. Más grave e inentendible que permanecen en sus cargos y funciones numerosos camporistas. Uno de ellos desde la Anac propició un hecho peligroso, con claro sino ideológico,que afectó la seguridad nacional y causó inconvenientes con EEUU, favoreciendo a un chavista venezolano de la embajada en Bs As. Insólito.
Debe reemplazar urgente los inútiles y ocupar todos los cargos aún acéfalos u ocupados por kirchneristas.¿Y el buen criterio y el sentido común? Ausente sin aviso, en este sentido.
Puro criterio y sentido común. Es simple, natural y lógico y luce extraño, difícil y hasta imposible para nosotros. Hay que cambiar con convicción el paradigma negativo que nos ha sumido en la catástrofe actual. Hay quienes se van a oponer con fiereza y sin sentido a ello.
Es principal responsabilidad del presidente y de la oposición “amigable”. Atentos, no todos los”amigables” abrevan en el sentido común ni en el buen criterio. Pero no son traidores. Tienen otras ideas y varias de ellas anacrónicas y erradas. Es lo que hay y con ello hay que lidiar.
La posibilidad de reencauzar el país está latente. Las dificultades son inmensas y los enemigos y acechanzas internas e incluso externas poderosas. Coraje, convicción, inteligencia y capacidad de gestión son indispensables. No temeridad inconducente, ni agresiones extremas agraviantes.
Diálogo y consensos, sin ceder ni abdicar, en pos del posible y mejor equilibrio constructivo.
Se trata de aplicar el criterio correcto con el más sencillo de los sentidos, el sentido común. Es lo lógico y no aparece como imposible y de difícil concreción.