Nadie duda que la situación económica y social del país es de extrema gravedad. Citamos sólo lo económico social , por su trascendencia y para no abundar en el resto de temas( educación, seguridad, entre otros) también de importancia, que han sumido a la ciudadanía en un sufrido tránsito diario en la realidad nacional.
La situación es de dificultades similares sufridas a los peores momentos del país democrático y que ha sido señalada con acierto por diversos periodistas independientes.
Con objetividad, en muchos casos soportando las presiones y las críticas desmedidas del populismo autoritario gobernante, el periodismo no militante señaló con precisión las tropelías y los errores insólitos y excesos de la última gestión de la tríada Cristina, Sergio y Alberto. Reverso necesario e indispensable frente al relato falaz, amplificado por el periodismo militante K abundantemente retribuido.
La irrupción de Javier Milei a la máxima investidura, en tiempo récord y no previsto por muchos comunicadores, modificó el escenario político nacional. Arremetió contra la casta política en general, portó la motosierra, agregó la licuadora y habló de periodismo ensobrado, sin señalar nombres, lo que provocó escozor general en todo el periodismo. En simultáneo produjo enfrentamiento con los gobernadores , senadores y diputados nacionales.
Todos enfrentados, sin distinción entre tirios y troyanos. Inicio conflictivo, aún en la escasez de legisladores propios, sin ningún gobernador de LLA y con equipo propio disminuído, lo que lleva a que a más de tres meses de gobierno no pueda todavía cubrir con funcionarios de confianza muchos lugares del espacio público. Paso en falso.
Sin hesitar, ni mentir, puso en marcha desde el inicio un schok muy fuerte, como había prometido en su campaña. Muy duro, pero sin apartarse un ápice de sus creencias ampliamente anunciadas. En el medio, hubo errores, decisiones desafortunadas que han impedido hasta ahora la aprobación o puesta en marcha de medidas deseadas por Milei y muchas de ellas necesarias para comenzar a torcer el rumbo desviado. Disparos innecesarios en el pie.
En el análisis de estos más de tres meses de gestión resulta en algún punto extraño el análisis llevado adelante por el periodismo independiente. No nos referimos a su pensamiento crítico, objetivo y en libertad plena. Es un derecho esencial en las democracias republicanas y no se puede limitar ni objetar en lo más mínimo.
Resulta extraño para quien esto escribe, las críticas a las medidas impulsadas por el presidente; muchas de las cuales eran solicitadas y demandadas por esos periodistas, que son juzgadas negativamente la mayoría en su aplicación y sin señalar la forma correcta de ser llevadas adelante.
Legítimamente pueden disentir, criticar o señalar a su libre voluntad lo que crean que está errado o resulta perjudicial para el interés general o el mejor destino del país. Eso no se discute.
Durante la gestión del presidente Macri, señalaron como uno de sus errores mas graves, la gradualidad con la que llevó adelante sus ideas y el tiempo perdido.
Señalaron como uno de los pesares de inicio de su gestión, no explicitar con claridad la herencia gravosa recibida e inclinarse por el gradualismo en la adopción de puesta en marcha de varias de sus políticas prometidas. El paso del tiempo le jugó en contra, señalaron los periodistas independientes con acierto.
Javier Milei pareció tomar nota. Desde el inicio puso blanco sobre negro y aún día a día hace publico los desaguisados de los últimos cuatro años populistas K. Sin límites ni ambages, todo puesto sobre la mesa.
También comenzó con su política de shock prometida. Lo que parte importante de los votantes requería y muchos periodistas señalaban también como necesario.
El shock ha producido consecuencias propias del mismo y dolores e inconvenientes que afloran y se hacen sentir. Algunos naturales y otros que aparecen como extremos.
Ahí el periodismo que sugería políticas de schock, critica con dureza lo dispuesto por el presidente. Pero no ofrece una alternativa válida y posible al schock que demandaban, algunos de los más críticos con fruición.
Legítimo, reiteramos, que opinen en libertad sobre todo y en el sentido que quieran y sobre todo los desaciertos que agreden la institucionalidad y el Estado de Derecho o que profundizan innecesariamente la grieta.
Extraño que repudien lo que demandaban, sin indicar lo que sería una política correcta, frente a lo que consideran errores o excesos de la política económica social oficial. Generan desconcierto y contradicción.
Cual es entonces el camino correcto. No gradualismo, ni política de shock. Ninguno de los dos.
Incluso, cuando todo el tiempo que se transita es dificultoso, y aún cuando la realidad depara sorpresas, como la alta cantidad inesperada de personas que se movilizaron durante este insólito feriado extra L, lo mismo resulta banal y no significativo. Son demasiadas pocas personas del total de la población, no significativas, aunque sea un número récord e inesperado. No es indicativo de nada.
Tampoco han puesto énfasis en los aumentos desmedidos, reconocidos por ellos mismos, conque la mayoría de los empresarios remarcaron sus precios o servicios, cuando se produjo la devaluación inicial del gobierno libertario. Remarcaron con un valor supuesto de 2.000 pesos del dólar blue. Cifra exorbitante, aplicada y retrotraída aún con demasiada lentitud, no por todos y no señalada con énfasis por el periodismo.
Viveza y conducta habitual poco solidaria de gran parte de los empresarios típicamente argentos. Quizás se deba a las numerosas ocasiones que se quemaron con leche. Quizás. Pero no ayuda ni es señalada con encomio por la mayoría de los comunicadores.
En definitiva; cual es el camino. De a poco o todo rápido y junto. Schock o gradualismo. Todo es objeto de crítica, sin ninguna mención al camino supuestamente correcto.¿ Entonces?