El proceso electoral en curso se lleva adelante con algunas características especiales necesarias de señalar y analizar porque pueden incidir y no de la mejor forma en el voto e impactar en lo colectivo.
Se mezclan en la conformación de esas convicciones, creencias y afirmaciones concluyentes, el enfado, enojo, el resentimiento, la bronca de muchos, el fanatismo y el dogmatismo en las ideas con el desconocimiento y hasta la ignorancia de cuestiones importantes que se dirimen con el voto.
1)”Que todo explote, así tocamos fondo y empezamos desde ahí”: demasiadas voces se expresan en ese sentido. Es el grito de los enojados, hartos, víctimas del desatino de la gestión política y hasta de los desesperados por su caída continua en calidad de vida y sin ningún viso de detención.
Sí, que todo vuele por los aires y desde la desintegración reconstruimos todo. Hay un obstáculo o problema muy serio con esa idea.
La caída de los países puede no tener límites si no se encuentran soluciones lógicas, razonables, equilibradas y comprobadas. Pongamos la mirada en los países subsaharianos ubicados al Sur del desierto del Sahara, en Venezuela, Corea del Norte, Nicaragua, los países centroamericanos que expulsan millones de migrantes a EEUU, los continuos balseros cubanos, los africanos que devora el Mediterráneo.
La destrucción total, la explosión y la implosión profundizan el daño, el dolor y los padecimientos continuos. Bastante destruido está el país para agregarle más daño.
Es imprescindible más ideas racionales, un discurso equilibrado partiendo de un análisis certero y desapasionado de lo que llevó al país al estado actual, explicándole con claridad y verdad al pueblo la situación real y proponiendo, sin demagogia, ni mentiras, como enfrentar la realidad para comenzar la recuperación.
Pongamos como ejemplo de que la caída no tiene límites algunos casos que sufrimos hace años.
La educación y la seguridad son ejemplos claros y suficientes.
Educación: Continuamente la cantidad de niños y jóvenes que no leen ni comprenden textos aumenta, mientras crece el conflicto con los docentes, la cantidad de maestros militantes, el adoctrinamiento escolar indebido, el deterioro de la infraestructura escolar, los salarios paupérrimos y el abandono escolar.
Aumento de cantidad de ignorantes o no bien informados son carnadas ideales para el manejo a antojo, dependencia en aumento y clientelismo.
¿ Vamos agregar más explosivos a lo que viene detonado desde hace tiempo y en aumento?
Seguridad: La vida diaria está cruzada por la prevención, el temor y la intranquilidad ante el crecimiento de hechos delictuales de todo tipo. Inseguridad creciente. La garantía ciudadana fue postergada en favor de la garantía de los delincuentes. Puerta giratoria y exculpación,consecuencias directas.
Actores principales: jueces adherentes al abolicionismo propuesto por Eugenio Zaffaroni y políticos populistas que liberan delincuentes de todo tipo y facilitan que desde las cárceles los jefes criminales continúen liderando y alentando la comisión de delitos. Prevención escasa y represión insuficiente.
¿ Que otros explosivos queremos agregar a una inseguridad ya explosiva? No da para más.La seguridad diaria está ya muy complicada.
2) Ignorancia y desconocimiento en aumento: el desatino continuo, la demagogia y el descalabro educativo general han incrementado la ignorancia o la falta de conocimiento de millones de compatriotas. Presas fáciles de aprovechados e inescrupulosos.
La práctica interesada y hasta mal intencionada en desmerecer y hasta denigrar a Sarmiento no es ingenua.
Ciudadanos ignorantes o con formación escasa no son libres y susceptibles de mayor dependencia y utilización en provecho de intereses propios y no colectivos. Mejor ignorantes que instruidos.
Definitivamente no resulta conveniente que todo vuele por los aires; la debacle y la caída puede profundizarse y sin límite. Se puede llegar “ al infierno”.
“Educar al soberano”, reivindicar al gran maestro sanjuanino. Ciudadanos educados y formados son libres y pueden ser autosuficientes y no clientes o dependientes.
Fernando Díaz