El detonante fue la pandemia de coronavirus y variados los factores que tornaron atractiva la ciudad sureña de la Florida y otras aledañas.
El puntapié inicial lo dio el gobernador republicano Ron De Santis, abortado prematuro competidor con Donald Trump en la interna presidencial. Lejos de los excesos y temores de otros gobernadores de estados importantes, como California,Illinois y el de New York, suavizó prontamente las condiciones extremas del aislamiento obligatorio.
Grandes ciudades como Los Angeles, San Francisco, Chicago y New York City tuvieron cuarentenas muy prolongadas y estrictas.
De Santis, con criterio, atenuó las condiciones extremas de encierro( similar a la ciudad de Mendoza) aprovechando también la benignidad del clima floridiano. Imán para los “encerrados” ciudadanos del norte y oeste americano.
El segundo gran factor positivo fue las condiciones impositivas favorables para empresas y ciudadanos residentes en la Florida. Lejos de la presión fiscal excesiva y asfixiante de los estados demócratas anteriormente aludidos.
Combinación ideal; libertad ambulatoria en clima favorable, mucha menos presión y carga excesiva de impuestos y la posibilidad de trabajo a distancia.
Cientos de empresas migraron hacia la ciudad del sol, acompañadas por funcionarios y empleados de dichas instituciones, más los ciudadanos individuales que decidieron cambiar su estilo de vida.
Boom migratorio. Objetivo esencial: viviendas y departamentos costeros. Exploción de demanda inmobiliaria con el consiguiente aumento de sus precios. Algunos en niveles ridículos y desproporcionados.
Con prontitud, los comerciantes locales abusaron de la gran cantidad de personas que arribaron, perjudicando a su vez a los habitantes de siempre. A la mayor demanda le respondieron con aumentos desproporcionados, sobre todo en el rubro alimentos, servicios, alquileres y alguna variedad de ropa; sobre todo la europea, más extraño aún,porque el euro se devaluó frente al dólar.
Codicia indebida, A la de aumentos excesivos se sumaron los condados y los municipios con sus tasas inmobiliarias. Valga como ejemplo, el condado de Miami Dade, que abarca Miami Beach, Surfside, North Miami, Bal Harbour, Sunny Isles entre otras ciudades aumentó un 11% su tasa sobre los inmuebles.
En consonancia, algunos condominios costeros incrementaron las expensas que deben erogar sus propietarios en cifras superiores, llegando algunos al 13%. Recordemos que la inflación que desveló a los EEUU fue del 5% anual.
Hay restaurantes que aumentan los valores de sus cartas cuatrimestralmente en porcentajes que fluctúan entre un 3 y un 5 por ciento.
La propina: en el país del norte la propina en los lugares de comida es un tema sagrado. Siempre ha formado una parte importante de la remuneración del personal que trabaja en esos establecimientos. El porcentaje aumentaba con prudencia con el correr de los años. Últimamente se ha convertido en prácticamente expoliatoria y en muchos lugares obligatoria en porcentajes elevados.
De elegir entre un 12,15 o 18% como opción de reconocimiento al servicio prestado, en la actualidad las más económicas oscilan entre el 18,20 y 22%. Muchos cargan en sus facturas el 20% como inamovible y varios han aumentado las opciones al 22, 25 y 28%! Se avecina el 30%. A cargo de los comensales prácticamente el salario de mozos, ayudantes y gente de cocina. Socios del negocio en un tercio, pero a cargo de los consumidores. Hay que sumar el aumento constante a los precios.
Los alquileres: su incremento enloquecido está expulsando a miles de jovenes que apostaban a un cambio de vida trasladándose a Miami. Así como miles arribaron aprovechando las ventajas miamenses, el drástico cambio oneroso en las condiciones de vida conminan al “destierro” a personas afincadas en la ciudad.
El valor mínimo de un alquiler de un departamento de un ambiente oscila entre 1.200 y 1.500 dólares por mes. Ni hablar frente al mar.
Novedad desagradable: hay una nueva oferta; el alquiler de camas. Difícil de creer: 500U$ mensuales la cama.
Miami tuvo épocas de atracción; ahora ahuyenta.
La lista de aumentos desmedidos continua. Miami enloqueció. Toda la gente, aún los adinerados, lo comentan con asombro y cotidianamente. Pareciera que los seres humanos no tenemos límites en nuestra codicia.
Comienzan a notarse lugares con escasa presencia de consumidores.Puede que los desmedidos recapaciten e impere la normalidad. La locura no es buena compañera.