Llevan eternizados en sus cargos de Secretarios Generales de los diversos gremios, más tiempo que los señores feudales gobernadores. Manejan los resortes de la vida gremial interna y los fondos de sus afiliados. La mayoría son peronistas de origen político, muy cercanos al poder de turno cuando éste es de cualquier color justicialista y combativos a toda costa con gobiernos de signo contrario.
Con estatutos que hacen muy difícil la competencia , con legislación que permite la perpetuidad en los cargos y con ministros de Trabajo funcionales y a veces hasta cómplices para evitar listas opositoras internas, la mayoría de los jerarcas sindicales hace décadas permanecen en sus cargos.
Más de 50 titulares de los sindicatos hace más de 10 años que permanecen en sus cargos. Lo más impactante es que 20 de ellos superaron las dos décadas. Ganan elecciones con estatutos y estructuras armadas para que siempre triunfen los oficialismos.
El modelo sindical argentino , de íntima relación con el poder político ,fue ideado por Juan Domingo Perón, donde el Estado determina cual es el sindicato más representativo para ser depositario de la personería gremial que les otorga poder omnímodo.
Junto a las leyes laborales, este modelo de sindicatos tiene su origen en el régimen fascista de Mussolini. Vínculo sumiso y funcional al poder, siempre que éste sea peronista, y contadictorio y agresivo frente a cualquier otra alternativa de poder no peronista.
A modo de ejemplo mencionaremos algunos jerarcas que acumulan más años al frente de sus gremios.
Rodolfo Daer permanece 38 años en Alimentación. Amadeo Genta representa a los municipales de Caba por 40 años. Julio Piumato 33 años con los judiciales. En la Uocra Gerardo Martinez al frente durante 34 años. Sigue la lista: José Luis Lingeri, Luis Barrionuevo, Andrés Rodriguez, Hector Daer, el longevo Armando Cavalieri llegando a los 40 años, el portero de escuela Roberto Baradely el sempiterno Hugo Moyano junto a su hijo Pablo alias ”Salvaje” Moyano con duración indistinta de más de 20 y 30 años como titulares.
Es impactante el silencio y la ausencia de acción y reclamos de los autócratas jerarcas gremialistas, frente al desolador y gravísimo escenario económico y social. Los supuestos representantes de los trabajadores , no representan ni demandan ningún interés colectivo, sino sus propios intereses personales y los del oficialismo.
Hay que recordar la gran cantidad de huelgas que le hicieron al gobierno del presidente Raúl Alfonsín y también a F De la Rua y Mauricio Macri. En los últimos años no hubo ninguna acción directa frente al gobierno de Fernández/Fernández pese estar ante la mayor inflación anual de los últimos 30 años, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo.
En paralelo, silencio que ensordece y foco en negociaciones arduas con el ministerio de Trabajo kirchnerista para conseguir los fondos de sus obras sociales quebradas. Ese es su interés esencial, mientras cada vez hay menos trabajadores en blanco que representar, en medio de una economía entrando en estanflación.
Tanto tiempo de obsecuencia, simulación y beneficios personales ha sido funcional a la decadencia nacional. La simbiosis entre el poder estatal y los dirigentes gremiales eternos ha pulverizado los derechos y mejora de los trabajadores. Víctimas “ inconscientes pero útiles a los burócratas gremiales,la mayoría “ y cómplices los cercanos, los trabajadores ven cercenadas su libertad, sus posibilidades de mejora y crecimiento personal y de sus familias y entregan hasta su dignidad.
Increíblemente numerosos trabajadores agremiados perciben remuneraciones que los ubican debajo de la línea de pobreza. A este nivel se ha llegado.
Una democracia moderna requiere de sindicatos liderados por dirigentes honestos, comprometidos en la defensa legítima y racional de los derechos de sus representados, con estatutos que eviten la perpetuidad en los cargos y la libre competencia. A su vez, los trabajadores deben tener libertad para elegir obra social y afiliarse a quien mejor los represente.
Para que su labor sea eficaz en la defensa y representación de los legítimos derechos de los trabajadores, es igualmente imprescindible que los sindicatos se liberen de su vínculo ideológico dependiente del Estado peronista.
Caso contrario, la mayoría de los autócratas gremialistas seguirán en silencio, funcionales y socios del oficialismo peronista de turno, representando débil y parcialmente los intereses de sus afiliados y afanados en sus propias conveniencias. Son corresponsables de los pesares que atraviesa el mundo laboral, en medio de la grave crisis económica social. Que los trabajadores libres, dignos y comprometidos se lo demanden.
Bonus track: La Justicia laboral tiene mucho que responder y responsabilidad cierta en esta penosa situación. Es indiferente a la mayoría de los reclamos judiciales para habilitar la competencia electoral al interior de los sindicatos.
También con sus mayoritarios fallos y por montos exhorbitantes, en contra de los empleadores, han puesto contra las cuerdas e incluso hacer desaparecer muchas fuentes de trabajo, sobre todo a numerosas Pymes. La combinación de alta inflación y sentencias en contra es letal.