No hay mayor bien en la vida, cualquiera sea el ser humano y cualquiera su posición económica y social en la vida. La salud es lo más preciado que tenemos. La persona más rica del mundo, enferma de gravedad, entregaría toda su fortuna en pos de recuperar un estado saludable.
La salud, tanto pública como privada, sufre una crisis de gravedad nunca conocida e integral. Los problemas son económicos, financieros, de insumos, de profesionales, de aparatología, del sistema en general.
Increíble e irresponsablemente no ha sido tema de discusión pública en la campaña electoral y tampoco fue tema de los debates entre los candidatos.¿Ignorancia, falta de empatía con el dolor de los enfermos, urgencias erróneas? La salud se valora in extremis cuando se pierde, por ello hay que cuidarla y repararla cuando falta.
Muchas asociaciones de profesionales médicos y de sanatorios y clínicas privadas venían anunciando sus pesares reiterados y no resueltos. Los profesionales que prestan servicio en la salud pública intensificaron sus quejas por la mala retribución y el exceso de carga horaria laboral.
Hubo señales de alarmas en la salud pública y privada.No se tuvieron en cuenta ni atendieron a tiempo.
Veamos los factores que nos han llevado a la actual precariedad:
1) Factor económico y financiero: van en conjunto y complican permanentemente la mejor prestación sanitaria. Las prestaciones son mal pagas y con retardo temporal en exceso. Daño simultáneo doble: ingresos menores a los debidos en el sistema privado y por la locura inflacionaria y el atraso en el pago, lastre continuo al normal funcionamiento. En el sector público, las bajas remuneraciones trajeron inconvenientes de emigración y falta del recurso humano, centrado en médicos y enfermeros, también lo afectó la inflación desbocada.
Las obras sociales públicas e incluso las privadas, no acompañaron la inflación en los montos que abonaron a los efectores y prolongaron los plazos de pago. Daño directo y doble.
El Estado resolvió el problema de queja por salarios escasos, con un importante incremento salarial. Apeló al tradicional sistema nacional, aumento del gasto público, en el caso mendocino apelando al dinero en reserva. No generó déficit, pero dejó a la luz pública las carencias en otros sectores muy importantes y la falta de inversión. Manta corta.
Basta observar el deterioro de la infraestructura escolar existente y la falta de escuelas nuevas. La obra pública es escasa por demás. Averguenza la baja cantidad de construcción de viviendas. Impermibialización de los canales de riego, sistema cloacal y de agua potable precario. La lista es larga y la manta corta.
Daño adicional al sistema privado: al apelar al “bolsillo de payaso” que tiene el Estado, incrementando los salarios, hecho de estricta justicia, agravó la situación de los prestadores privados. Estos no tienen bolsillo de payaso, cobran sus servicios a valores disminuidos y tarde, y no hay acceso al crédito. En problemas para competir con los salarios estatales, que repetimos son justos, y en consecuencia más migración del recurso profesional al sistema público.
2)Falta de algunos insumos: se venía denunciando hace tiempo. Esto es responsabilidad exclusiva del gobierno nacional. El ministro Massa la agravó. El cepo a las importaciones y el discriminatorio y sospechado sistema Sira de habilitación de las mismas, han llevado al límite la carencia de algunos insumos esenciales. Agravado por la ausencia de crédito.
Impactó un reportaje de diario La Nación a seis directores médicos de hospitales de alta complejidad, el G6 de la salud, que “hablaron de la crisis sin precedentes que atraviesa el sistema de salud”. Hemos “dejado de caminar en las sombras”, expresaron.“El sistema está quebrado. La salud no puede esperar más”. Cuando las dificultades nos tocan a nosotros, directamente se trasladan al paciente, señalan.
Han puesto el foco en atención a las “urgencias y las enfermedades graves que no pueden esperar”. Una definición del estado actual.
La situación general del sistema y prolongada en el tiempo,” hará que lentamente o abruptamente las instituciones no funcionen”. Recuerdan que 2.500 instituciones desaparecieron durante la pandemia.
Faltan insumos , dos terceras partes de ellos están atados al dólar, incluidos los descartables. Existen faltantes puntuales en insumos de laboratorios, catéteres o stents e incluso de la vestimenta para operar, 40% más barata la importada que la nacional( inédito).
Los insumos importados “en breve van a faltar”, afirmaron. No tienen capacidad económica las instituciones para hacerse de stock suficiente.
El equipamiento tecnológico, que debe renovarse cada tres o cuatro años porque cumple su vida útil, es imposible de reemplazar. Panorama oscuro.
”El sistema es inviable. Estamos en una tormenta perfecta”.
3) Recurso humano: la magra e incluso en algunos casos humillante retribución a los profesionales de la salud, provocó la búsqueda de otras salidas para muchos de ellos. Incluso algunos se apartaron de su profesión. Varios emigraron a provincias vecinas e incluso a países extranjeros, cercanos o no. Hay especialidades en crisis, neonatología, clínica, pediatría, entre otras, por ausencia de médicos.
Se oficializó el copago. Los pacientes deben pagar una cuota extra para ser atendidos.
El Estado, con recursos infinitos, solucionó en parte el problema pagando salarios más justos, pero trasladó otro problema al sector privado.
La ecuación no cierra por ningún lado. Los costos aumentan a nivel superior incluso a la inflación y los recursos están atrasados en porcentajes inmensos.
Es la salud, imbéciles. Ocúpense con premura, responsabilidad, eficacia y eficiencia. Dejen de ser tan torpes. No existe bien más preciado.
Belén Sánchez