Los últimos 80 años de la vida nacional han transcurrido entre idas y vueltas, subes y bajas, más períodos de crisis económicas que de estabilidad y crecimiento. Incluso hasta 1983 la vida institucional del país se veía alterada con frecuencia por golpes militares que alteraban la vida democrática, alguno de ellos incluso terminaron en un conflicto bélico, el de las Malvinas.
Con anterioridad se había producido la cruenta represión contra la subversión, con delitos de lesa humanidad de gravedad. El Estado nunca puede apartarse de la ley en la represión a su cargo; cualquiera sea el accionar de aquellos que enfrenta.
Tres períodos de hiperinflación se atravesaron y uno actual de peligro probable, según expresa el presidente recién asumido.
Pobreza e indigencia crecientes, educación devaluada, representación política de bajo nivel, inseguridad prevalente, crecimiento económico nulo e incluso decrecimiento, prepotencia de imponer por encima de la voluntad de consensuar y multiplicidad de grietas en variados ámbitos de la vida pública y social, han sido la dura y conflictiva constante que han enmarcado y condicionado la vida nacional.
¿Es normal que un país se ate a un sino negativo durante tanto período de tiempo?.En Argentina, lamentablemente pareciera que sí, aunque resulte difícil de entender y duro de asimilar.
Veamos hechos, normas, conductas sociales y otras vicisitudes que nos llevan a poner en interrogante la voluntad y la capacidad de los argentinos en adoptar la normalidad como estilo de vida.
1) Desvalorización del esfuerzo y el mérito como impulsores de la vida diaria: comienza muy temprano desde la escuela. Es discriminatorio calificar a los alumnos e incluso desaprobar a los educandos. Todos los alumnos deben avanzar año tras año, independientemente de que hayan asimilado conocimientos. Todos igualados, en un siga siga sin sentido.
Niños y jóvenes desprovistos de conocimientos y padres y una sociedad silente, paralizada e incluso demandante y hasta en forma violenta y agresiva, cuando considera que sus hijos” han sido desvalorizados, discriminados y hasta maltratados, en caso de que fueran desaprobados. No importa si saben o no; deben avanzar a toda costa.
Lo mismo ocurre con emprendedores, meritorios con éxito, que crecen y progresan. Injusto y no aceptable. A costa y esfuerzo de los demás. Expoliadores y “chupa sangres”. Blanco preferido: Marcos Galperin, dueño y Ceo de Mercado Libre. Empresa competitiva a nivel mundial, desechable para varios compatriotas.
El esfuerzo en mejorar, el espíritu emprendedor, el crecimiento y el éxito no son el estilo ni la vía correctas para el modelo de argentino medio. Discriminatorios e injustos en esencia.
2) Estado inmenso y prevalente en todos los aspectos de la vida nacional: todo lo puede y en todo debe intervenir. Grande, presente, activo en todos los ámbitos. Incluso debe contener, proveyendo trabajo y remuneración justa y segura a quién lo requiera o necesite. No importa el tamaño que alcance, su eficacia o eficiencia.
En la realidad real presta servicios escasos, de mala calidad y a precios subsidiados, incluso mucho de ellos innecesariamente gratuitos. Tampoco importa; así debe ser el Estado Argentino. Omnipresente. Abarcador y con déficit creciente, sin importar sus consecuencias. No importa, Dios proveerá.
El problema es que no provee, por el contrario, empobrece. No obstante ello, todos tenemos derechos a recibir todo del Estado.
3) Más ayuda social que empleos privados: la inversión privada y la generación de empleos en blanco llevan más de 10 años estancados. En contraposición han crecido en forma geométrica los planes y vías de asistencia social. Millones de personas viven de los subsidios que provee el estado, alcanzando dos generaciones, que no trabajan ni estudiaron. Y en crecimiento, demandante e incluso alentados por muchos funcionarios y diversas agrupaciones sociales y políticas.
Erogación de dinero en valores importantes, crecientes continuamente y sin el correlato de aliento al trabajo y el aumento de la producción. Barril sin fondo que drena constantemente, al que parte importante de la sociedad adhiere con su apoyo en instancias del sufragio.
4) Corrupción en todos los ámbitos del país:; público y privado: ha invadido y reina soberana. Probablemente sea el más grave daño que se enseñorea en el vivir cotidiano nacional. Soportada, aguantada, alentada por delincuentes públicos y privados y no reprimida en tiempo y forma por la Justicia y hasta permitida e incluso en algunos lugares apoyado con el voto. Mal mayor, perentoriamente necesario a erradicar y todavía no asumido por autoridades ni parte importante de la ciudadanía.
Participan funcionarios públicos y ciudadanos actores y cómplices. Todos embarrados en el mismo lodo aprovechándose del erario nacional. Acompaña “la viveza y picardía argenta”:
Somos “vivos” por encima de la media mundial. Pícaros, atrevidos, ventajeros, aprovechados. Cobramos planes sociales aunque tenemos trabajo, falsificamos entradas para espectáculos artísticos o deportivos, nos salteamos la cola, conexiones clandestinas en servicios eléctricos, nos copiamos en los exámenes, alguien nos firma en el trabajo cuando estamos ausentes, evadimos impuestos, economía en negro, la ley del mínimo esfuerzo y hay mucho más. Hecha la ley hecha la trampa.
5) Vamos en sentido contrario a la mayoría del mundo: con independencia de ideologías, la mayoría de los países del mundo aplican normas y estilos de vida en línea con el sentido común. Sólo excluidos países autoritarios dirigidos por líderes mesiánicos.
La mayoría pone énfasis en la educación, proveedora de instrumentos para un futuro mejor. Vida segura en ámbito social público tranquilo y equilibrado. En Europa, en este momento está en revisión el concepto de Estado de bienestar; demasiado costoso e imposible de financiar. En boga conseguir un Estado útil, más equilibrado.
Búsqueda de excelencia y mejora para crecimiento personal y colectivo.No reprimido ni considerado discriminatorio el éxito, el crecimiento y la mejora individual. Servicios públicos eficientes solventados por impuestos que todos abonan. Jubilaciones dignas que aseguran retiro tranquilo.
¿Estamos los argentinos convencidos mayoritariamente en adoptar normas y estilos de vida similares a los que han adoptado la mayoría de los países del mundo? Tarea imprescindible a encarar.
Hace un mes, 56% de argentinos votaron “cambio”. A los dos días vastos sectores inmersos en discusión acalorada con exigencias de inmediatez positiva en resultados. No hay valoración subjetiva de la opción votada en este análisis, sólo mención de la respuesta de extrema urgencia requerida.¿ Es posible en medio de la situación crítica que vive el país? Luce apresurado y en extremo.
Hay una realidad: hace falta tiempo, esfuerzo, convicción, voluntad y mucho trabajo fructífero para emerger del pozo de la decadencia. Tarea sólo de argentinos.
Ojalá sea posible y fructífera. No es sencillo y no hay conciencia ni voluntad en millones de compatriotas.