Puede suceder. Muchas veces se generan expectativas demasiado elevadas que luego se esfuman en la realidad. El período previo al mundial de rugby estuvo lleno de voces que adelantaban un desempeño relevante en el partido inicial y plataforma de un campeonato promisorio. El adversario era Inglaterra, cuna del juego y siempre poderosa, que venía disminuida por lesiones, suspensiones y por partidos previos con derrotas no esperadas.
Raro resultó el ánimo triunfalista de periodistas especializados, expertos y conscientes de que el equipó nacional nunca había conseguido regularidad. Un buen partido era seguido por otro flojo y decepcionante. Grandes triunfos y derrotas se alternaban, sin conseguir un desempeño estable y previsible.
Exagerado optimismo en todos los sectores, pero también con la convicción de que, pese a la exageración, el equipo es competitivo.
El partido debut fue totalmente inesperado y fuera de todo cálculo. Casi todo mal, salvo los primeros minutos Y con la ventaja de tener un jugador más prácticamente todo el partido.
Resumen concreto: la cantidad de penales en contra fue alarmante y en todas las facetas del juego.
Salvo Emiliano Bofelli y algo del fullback Mallía, el juego aéreo se perdió categóricamente. Las pelotas en disputa en el ruck se perdieron mayoritariamente. Scrum flojo y muy penalizado y line out sin claridad en la obtención y disposición para atacar. Pérdidas por caída de pelotas inaceptables en jugadores profesionales y pérdida en la lucha por ganar la línea de ventaja, frenados los argentinos por actitud y tackles contundentes de los ingleses.
Desorientados, sorprendidos e irresolutos lucieron los Pumas. Nunca demostraron reacción, salvo en la última jugada del partido.
Inglaterra todo lo contrario. Se plantó para obviar y terminar con las discusiones previas y dejó en claro que ahí están. Su medio apertura Ford brilló con drops y envío a los postes, pero todo el equipo se lleva las palmas. No se notó el jugador de menos. Actitud y carácter dominantes.
Los Pumas tienen la oportunidad y necesidad frente a Samoa de dar vuelta la página. Era imposible pensar una actuación de tan bajo nivel. Puede suceder. Ahora tiene que aparecer en plenitud el espíritu Puma. Confiemos, el espíritu está porque siempre estuvo y hay que confiar que los jugadores lo van a poner en el decisivo próximo partido.
Vamos Pumas. Ustedes pueden devolver confianza y esperanza. Hay que dar vuelta la página, fue una pésima e inesperada jornada. No se debe repetir y pueden dejarla en el olvido.
Fernando Díaz